El Dépor, que retrasó el viaje por una avería en su avión, ya ha vivido dos de sus tradicionales contratiempos previos a grandes logros
23 jun 2019 . Actualizado a las 11:43 h.La historia dice que al Dépor no le va ganar de cualquier manera. Que antes de una gran victoria precisa algo de épica, confusión o, simplemente, de planes estropeados. El ascenso de 1991 llegó después de que se incendiara el techo de la grada de Preferencia. La primera Copa del Rey cambió el fuego por el agua. Inolvidable inundación del estadio Santiago Bernabéu después de una granizada que no recordaban ni los más veteranos.
Años después, un viernes de mayo llegó la conquista de la Liga. Sí, un viernes, fecha inusual para celebrar el título. Más allá de las tres Supercopas conquistadas, otro gran éxito del club fue la segunda Copa del Rey. Y en este caso, la forma de lograrla fue también poco habitual. El fútbol español estaba preparado para ver cómo el Real Madrid celebraba sus cien años de existencia recibiendo la copa de manos del rey Juan Carlos. Pocos dudaban que el mismo día que cumplía un siglo acabaría la plantilla celebrándolo en el Asador Castellano. Pero el Dépor volvió a hacer de las suyas y, como diría Arsenio, «se la quitó de los fociños».
Incluso en los años más recientes los éxitos vinieron precedidos de circunstancias extraordinarias. El ascenso de Oltra se logró con récord de puntos. Y el de Fernando Vázquez, tras liberarse de más de un cuarto de siglo de presidencia de Lendoiro.
Este año, en el que también ha habido cambio en el sillón presidencial, el Dépor acabará la Liga más tarde que nunca, curiosamente en la tradicional noche coruñesa de San Xoán. Y lo hará disputando una final de promoción en la que el destino ha querido que a Álex Bergantiños, el gran capitán, le hayan tenido que dar setenta puntos de sutura como consecuencia de una patada en la cara. Y, por si fuera poco, el chárter que tenía previsto conducir a los gallegos ayer hasta Mallorca sufrió un contratiempo y el equipo tuvo que modificar todos sus planes en la previa del encuentro. Justo, lo contrario de lo que Paco Zas tenía previsto, que no quería modificar nada de lo hecho contra el Málaga.
Al final, el equipo llegó a su hotel de concentración en Palma con la plantilla y el consejo de administración al completo (salvo Jesús Chapela, de viaje en el extranjero) y en un ambiente de absoluta tranquilidad. La primera visita fue de Andone, quien se saludó con sus excompañeros. Hoy está previsto que el equipo lleve a cabo una sesión de reactivación previa al partido.