Retrato de familia del francotirador del Dépor

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Isaac Aketxe, especialista también en el lanzamiento a balón parado, habla de los «piques sanos» con su hermano Ager, principal recurso anotador de un equipo necesitado de puntos ante el Numancia

18 sep 2019 . Actualizado a las 09:52 h.

Hace dos años y medio, durante una rueda de prensa en Albacete, alguien le preguntó a Fran Carnicer sobre sus opciones de convertirse en el lanzador de faltas del equipo. El centrocampista, que ahora milita en el Linares, fue sincero: «A mí me gusta pegarle, pero si está Aketxe en el campo no me voy a parar a hacer ningún numerito para tirar yo, porque él está un peldaño por encima; no solo de todo el Albacete, sino de toda la Segunda B y de muchos de Segunda». A continuación, añadió la coletilla fatal: «Si le supera alguien es su hermano». Otra vez Ager por encima de Isaac. Otra vez ese pique siempre resuelto a favor del benjamín. «Le saco cuatro años, pero de pequeños él venía igual a jugar con mis amigos; y no solo era uno más, era el mejor». La confesión incluye ese punto de orgullo tocado de primogénito que evitaba compartir equipo con el pequeño: «Nunca íbamos en el mismo, siempre nos enfrentábamos; entre hermanos ya se sabe cómo funciona», detalla Isaac por teléfono desde Murcia, donde ahora engrosa las filas del UCAM.

Él es delantero y a Ager lo ve rindiendo en varias plazas: «No es el mítico 10 con el que se jugaba antes. Me gusta de interior en el 4-3-3, pero también saliendo desde la izquierda o en la mediapunta de un 4-2-3-1. Tiene la virtud de encajar en distintas posiciones». Ninguno comparte las condiciones de su progenitor, más acostumbrado a actuar en la medular y que alcanzó su mejor momento en el Mirandés, donde anotó cuatro goles en 112 encuentros.

«Lo de mi padre no era el golpeo», apunta Isaac, reconociendo enseguida que con Ager la familia ha evolucionado hacia la perfección en esta suerte: «Su forma de golpear el balón hace que baje de una manera muy particular; la tiene muy perfeccionada. Por mucho que se intente no es nada fácil. Yo las tiro bien, pero mi hermano está a años luz». «Es aún más vistoso siendo zurdo», concluye el ariete titular del UCAM; diestro.

El «pique sano» entre ambos, ayudó a que puliesen la técnica. «Siempre fuimos de esos a los que les gustaba quedarse a pegarle después de los entrenamientos», cuenta Isaac, que ni siquiera pudo sacarse la espina de la competencia el día que, ya siendo profesionales, volvieron a coincidir sobre el césped. Por supuesto, cada uno con una camiseta distinta. El mayor vistiendo la del Sestao; el menor, la del Bilbao Athletic. Golpeó primero el punta, aprovechando un error de Kepa, pero... «Mi gol estuvo bien, pero luego él marcó uno mejor». Ager hizo el empate definitivo con un disparo desde la frontal como el que le sirvió para estrenarse en el Dépor.

El primero de los tres goles que lleva. Solo uno menos de los que sumó en 35 partidos con el Cádiz. «Con confianza es otro jugador. Se le ve con ella, queriendo ser protagonista. Le estoy viendo muy bien», comenta su hermano, para quien el benjamín milita «en el mejor equipo de Segunda». Añade, eso sí, que el 10 blanquiazul «no tiene solo golpeo. Es un jugador con talento que se sacrifica yendo arriba y abajo».

De momento, es el miembro del plantel que mejor está rindiendo a las órdenes de Anquela. Solo bajó su nivel en la plaza de extremo izquierdo en la que arrancó la cita de El Molinón. No tardó en abandonarla para actuar de interior, donde podría repetir frente al Numancia. El míster rechazó ayer la posibilidad de alterar mucho el once, limitado por las bajas que aún acusa el equipo. Las principales dudas afectan al lateral derecho, donde ni Bóveda ni Simón han logrado afianzarse, el puesto de extremo en el costado opuesto a Mollejo y la plaza de punta, en la que Santos no destacó frente al Sporting.

El rival llega enrachado, con el referente de la última visita, en la que Oyarzun resucitó a los sorianos. Su retorno anticipa un bonito duelo de francotiradores zurdos. Si gana el de casa, tendrá noticias de su hermano: «El típico mensaje metiéndole caña».