Tras hacerse fuerte en su primer año en el Deportivo, en esta segunda temporada Del Pozo ha pasado a bajar a la caseta en los descansos y hacer indicaciones a los ayudantes de Anquela durante los partidos
27 sep 2019 . Actualizado a las 14:26 h.«Actualmente, solo le tose Josebe [José González-Dans, el director general del club]. Del resto de empleados del Deportivo nadie se atreve a decirle nada. En ninguna parcela. Sigue acumulando poder». La reflexión de un trabajador del Deportivo, que obviamente prefiere mantener el anonimato, dibuja el mando de Carmelo del Pozo, el director deportivo de la entidad.
Si la temporada pasada había iniciado la construcción de un Dépor a su medida, en la presente también ha comenzado a traspasar puertas. La primera, la del vestuario, un lugar cargado de un alto contenido simbólico en el fútbol. La pasada semana, tras el empate regalado en los últimos minutos contra el Numancia, Del Pozo reunió a la plantilla al margen del entrenador para darle a los jugadores una charla en la que, entre otras cosas, salió en defensa de Juan Antonio Anquela y pidió responsabilidad a los futbolistas.
Comentarios en los descansos
Sin embargo, en el vestuario no llamó la atención la aparición del director deportivo. Y es que esta es una práctica habitual de Del Pozo. Acostumbra a bajar al vestuario no solo antes y después de los encuentros para transmitir palabras de ánimo a sus jugadores. También entra en la caseta en los descansos.
«Es algo que no había visto en ningún club», comenta un futbolista de la plantilla blanquiazul. «En alguna ocasión ha bajado incluso con notas», añade un compañero, que aclara que no hace de menos al entrenador: «Hace algún comentario, pero las charlas tácticas las da el míster. Conociendo el carácter de Anquela, me sorprendería que se lo permita».
Porque el entrenador conserva el respeto de la plantilla. Cierto que los resultados negativos llevaron dudas a algunos futbolistas, pero la sensación general en la caseta es que «es un buen entrenador». Entienden que el trabajo semanal es bueno y que en parte la mala clasificación se debe a errores puntuales, fruto de fallos individuales, no tácticos.
Comunicación por pinganillo
Por eso, los jugadores recelan de la presencia del director deportivo en el vestuario en el descanso de algunos encuentros. No es la única costumbre que ha añadido este año Del Pozo a su amplia lista de funciones en el club. En las últimas semanas, está en contacto permanente con el banquillo durante los partidos para comentar situaciones que él observa desde el palco.
Es habitual en todos los clubes que un profesional siga el partido desde las gradas y vaya aconsejando a algún ayudante del entrenador hacer algún cambio o alguna variación posicional. El fútbol se ve mucho mejor desde arriba que desde abajo. Hace año y medio el programa El día después emitió unas imágenes en las que se veía cómo Manu Sotelo y Pablo López, integrentes del cuerpo técnico de Clarence Seedorf, consultaban un cambio con un cuarto técnico ubicado en la grada, y que al final hacían una variación sobre lo inicialmente previsto. En este caso, no solo influía la perspectiva desde la que se seguía el partido, sino también los datos físicos que manejan los analistas.
La diferencia en este Dépor es que quien está al otro lado del teléfono en los últimos encuentros es el director deportivo, que va comentando el partido con un auxiliar de Anquela que porta un pinganillo. Incluso sugiriendo sustituciones durante el transcurso de algún partido. «Eso no tiene importancia. Pasa muchas veces que estás pendiente de un tema y con el pinganillo dicen otro. Lo que no es frecuente, y por eso puede llamar la atención, es que el que haga la indicación sea el director deportivo», comentan fuentes del club conocedoras del episodio.
¿Y cómo vive Anquela esta situación? En el vestuario lo ven fuerte. Entienden que quizá no sea totalmente de su agrado, pero los jugadores están convencidos de que no se deja manejar y que las decisiones son suyas.
Roberto Robles en el entreno
También llamó la atención la presencia el pasado miércoles de Roberto Robles dirigiendo parte del entrenamiento. A varios futbolistas les sorprendió la aparición de un hombre al que algunos apenas conocían y otros vinculaban al área de metodología del fútbol base. De hecho, llegó al Deportivo de la mano de Del Pozo, con quien coincidió en el Oviedo, para ocuparse de esa labor. Pero hace unos meses Robles asumió también la labor de analista del primer equipo.
«Podría parecer una imposición de Carmelo. Pero en este caso, no hay que darle importancia. En muchos clubes el entrenador no es el único que trabaja a pie de campo», relativizan desde el club sobre la presencia de Robles en el entrenamiento. «Es posible que se produzca más veces» -dicen-, como sucede con la estrategia, que corre a cargo de Alejandro Esteve.
Del Pozo afronta el segundo de sus tres años de contrato y su acercamiento al trabajo de Anquela supone un paso más de un director deportivo que, desde su llegada al club, ha ido asumiendo funciones de una manera considerada desmedida por algunos. «Nada se hace sin su aprobación. Ni siquiera los futbolistas que van a las peñas», comentaban hace unos meses algunas fuentes sorprendidas por la fiscalización del segoviano.
Vuelco en médicos y cantera
Porque Carmelo no solo controla. También ejecuta. La pasada temporada fue público el desencuentro con parte de los servicios médicos del club. Mantuvo un pulso durante meses, con mensajes a través de la prensa incluidos. El pasado verano ganó la batalla y salieron de la entidad Rafael Martín Acero (responsable entonces de los servicios de apoyo al rendimiento de los futbolistas) y Sergio Patiño (jefe de fisioterapeutas), entre otros.
También revolucionó la cantera. El pasado enero puso al frente del Fabril a su mano derecha, Ángel Becerra. Y, poco a poco, fue limitando las facultades de Albert Gil, al tiempo que metió el tijeretazo en el fútbol base. En este caso, siguiendo indicaciones del director general, que protegió otras áreas por encima de la que dirige Del Pozo, que vio cómo se le reducía el presupuesto más allá de la primera plantilla. El presidente del Deportivo, Paco Zas, le deja hacer por ahora. Los resultados de la temporada juzgarán la idoneidad de la estrategia de Del Pozo.