El futbolista del Deportivo sostiene que «ser polivalente es bueno, pero tener una idea de para qué sirves también es importante»
17 oct 2019 . Actualizado a las 09:45 h.«Había opciones más cercanas a casa, es cierto. En Santander, por ejemplo, viviría cómodo y si las cosas no fueran bien, como ahora aquí, estaría con mi gente. Pero uno tiene que aprender, cuanto antes, mejor. Pasarlo mal en casa, desconectando con mis amigos, no me iba a ayudar a madurar. Aquí hay que apechugar, saber lo que se está haciendo. Paso el tiempo libre comiéndome la cabeza porque no estoy bien, pensando cómo mejorar, y eso me fortalece. Con 20 mejor que con 30, son diez años que te ahorras». Peru Nolaskoain (Zumaia, 1998) eligió A Coruña para ahorrar tiempo en probarse y el viaje de ida y vuelta desde Bilbao está resultando especialmente duro.
-La cultura de club del Athletic es la envida de muchos otros equipos. ¿Cómo de lejos le parece que está el Dépor de construir una identidad que se aproxime?
-Ser del Athletic es realmente una religión. Parece pecado ser de Bilbao y no ser del Athletic. Llegué a la ciudad con 15 años y desde el primer momento me di cuenta de lo que supone, de la responsabilidad que hay en la mochila para estar como mínimo a la altura de los colores. No se puede comparar, porque allí se la juegan a la cantera y el jugador cumple. Se trata de meter confianza. Aquí se ficha mucho, allí el jugador de abajo sabe que si cumple va a tener como mínimo la oportunidad de demostrar lo que tiene en el primer equipo. Aquí piensas «soy bueno en mi puesto, pero si un marfileño lo hace bien en el Zaragoza, el año que viene lo van a traer a él y no a ponerme a mí».
-¿Tan lejos? ¿No ha experimentado al menos un sentimiento de identidad similar en el entorno?
-Es que ahora mismo el Dépor no está en la élite. Pienso que si el Athletic estuviera así, no solo a nivel de clasificación, sino de sensaciones, la gente estaría mucho más encima, apoyaría mucho más. No digo que aquí no apoyen, que lo hacen bastante más de lo que nos estamos mereciendo, pero es que en el Athletic el jugador es de allí y eso genera un orgullo en la gente. No sé quién es de aquí, y la afición apoya al equipo a muerte porque siempre lo ha hecho, pero allí venimos todos del mismo núcleo. Eso fortalece al entorno y al jugador.
-Ha abandonado ese ambiente al que se siente tan vinculado para formarse y volver. Lo del Dépor es casi un Erasmus. ¿Eso no reduce su implicación? ¿No le desconecta de su nuevo equipo?
-Lo que digo de ser del mismo núcleo ayuda a conectar. Todos hemos dado los mismos pasos, vivido la misma situación, viniendo desde abajo. Cada año hay como mucho tres nuevos que además vienen de la cantera. Aquí cada uno ha tenido su trayectoria, todos los años se ficha mucho y hay muy poco tiempo para crear una identidad de equipo. Fortalecer la base del grupo requiere tiempo. Y claro que vengo para volver, pero estoy compitiendo y tengo que dar la talla. Los de allí lo están viendo todo.
-Ha vivido un caso curioso de reciclaje. A la inversa de lo habitual: de ser casi mediapunta al eje de la zaga. ¿Cuánto dificulta ese baile su profesión?
-No es fácil. No sabes qué tipo de jugador eres. Hablas de Messi y sabes qué tipo de jugador es; de otro cualquiera, igual. Yo no sé qué tipo de jugador soy, y no sé si eso será bueno o malo. Ser polivalente es bueno, pero tener la idea clara de para qué sirves también es importante. Y yo ahora mismo no lo sé. Me gustaría pensar solo en «sirvo para esto y es lo que el equipo necesita», pero no. Es una situación incómoda no saber siquiera qué tienes que entrenar para el domingo que viene. Estás mirando si ha subido alguien del filial para el puesto de central para saber a dónde te van a mandar. Es raro, y yo estoy al servicio del club para jugar de portero si hace falta, pero me gustaría saber qué soy para el equipo.
-Arrastra ese lastre desde que se estrenó en el Athletic.
-El año pasado empecé de central por las ausencias, pero soy consciente de que el Athletic tiene a tres de los mejores centrales de la Liga y es muy difícil encontrar sitio ahí. Por esa parte tenía el convencimiento de intentar formarme aquí como centrocampista, porque creo que es donde más le puedo dar luego al equipo, volver a Bilbao siendo más fuerte en esa posición. Pero me he encontrado con la situación que hay, con Somma lesionado, Lambro fuera… Y me toca de central y lo hago encantado. Mientras pueda jugar...
-En Bilbao le espera Gaizka Garitano. El técnico que ha rehabilitado al Athletic no triunfó en A Coruña. ¿Qué cree que le impidió tener éxito aquí?
-En esto se vive de resultados. Jugar bien y no ganar no sirve de nada. El de Gaizka puede no ser un juego brillante, pero llegó al Athletic y se vieron los resultados, y no se le puede decir nada. Porque si ganas y encima te achacan cosas… Eso es que no entendemos, que hemos perdido las referencias y no valoramos las victorias como se merecen. Aquí llevamos diez jornadas sin ganar.
-Y sin dar la sensación de tener un modelo de juego asumido. ¿Qué sucede?
-El equipo está sin confianza. La cabeza es más del 90 % del jugador. Si crees en tus posibilidades no vas a fallar ni un solo pase a cinco metros, pero no estás bien y los fallas. Aquí hay jugadores técnicamente muy buenos que están faltos de confianza. Ocurre también que se necesita tiempo para el acoplamiento. Y sí, once jornadas son ya demasiadas, te quedas sin excusas, pero el equipo va a ir a mejor.
-¿Pero el jugador entiende qué le pide el míster? ¿Hay una idea?
-No se ha visto todavía lo que nos han pedido. Estamos entrenando mucho y se acabarán quedando los conceptos. Contra el Almería se vio un equipo que sabía lo que hacía, lo que quisimos hacer en todo momento con Anquela y no nos salió. Luego vino Luis César y otra vez no se vio nada de lo que teníamos que hacer, ni con balón ni sin él. El domingo intentaremos que se vea.
-Saltar al campo como colista no ayudará en la confianza que pide.
-Los jugadores se ven ahora. Sobre ruedas todo el mundo es bueno. Ahora nuestra realidad es que tenemos al equipo colista y eso es una responsabilidad muy grande y demostrará quiénes podemos ser. Defiendes a un club con una historia muy importante y tienes que estar a la altura. Y si no lo estás se va a ver y repercutirá en tu futuro.
«El futbolista tiene todo el derecho a opinar, no tiene por qué tener la boca cerrada»
Nolaskoain se convirtió en el fichaje del verano por el tiempo de espera y la pugna con otros interesados. Un peso extra para un futbolista a punto de cumplir los 21 años y que solo había disputado diez partidos en Primera.
-Llegó con cartel de referente pese a su falta de experiencia. ¿Cuánto pesa la etiqueta?
-La mochila tiene el peso que uno quiera ponerle. Hay que liberarse de él y disfrutar. Para eso trabajamos en esto, para disfrutar. Es muy difícil en esta situación, y el domingo llegaremos con la presión de estar obligados a ganar, pero por eso cobramos, por llevar esa presión. Viene el Málaga en una situación complicada pero no nos da ninguna pena; nosotros estamos peor.
-Figura entre los indiscutibles junto a Mollejo y Montero. ¿No es un riesgo depositar responsabilidad en gente tan joven dentro de un equipo falto de carácter?
-Los jóvenes tenemos que dar un paso adelante. Hemos venido para poder estar en Primera el año que viene y ahí nadie te pregunta la edad. La agresividad y el carácter no se entrena, es cuestión de mentalidad. Ganar duelos sí lo puedes entrenar, y si hay que pegarle dos patadas al compañero y pedirle luego perdón, pues ya está. Lo importante es que el domingo no te vayas a apartar.
-El futbolista suele ser reacio a pronunciarse en otros ámbitos de la vida, pero este momento caliente a nivel político ha alterado ese hábito. ¿Cree que las redes sociales y la particular situación del país facilitan este nuevo rol para el jugador?
-Eso va en cada uno. Aquí puedo opinar lo que los de aquí no opinan porque viven otra realidad, y hay que respetar. Cada cual tiene sus principios y está perfecto que opine siempre que sea con respeto. Nosotros somos personas. El futbolista tiene todo el derecho a opinar, como un dentista, por ejemplo; no tiene por qué tener la boca cerrada. Si lo que yo publico en redes sociales no le gusta a la gente, lo siento mucho, son mis principios. Este mes he publicado un par de cosas: lo de Altsasu [en apoyo de los detenidos en esta localidad vasca] y lo de la libertad de los presos políticos [en relación a lo sucedido en Cataluña]. La gente se piensa que no tenemos voz, pero son asuntos que inciden en nuestra vida, en nuestro país y nuestro futuro. Que haya libertad de expresión es fundamental y no necesito que nadie opine como yo, pero sí que se respete lo que dice el otro.