El nuevo sistema y el perfil de los carrileros definen la fase ofensiva del conjunto blanquiazul con Fernando Vázquez
18 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El bueno no fue el del minuto 59, cuando pisó línea de fondo y la puso atrás. Ni al primer palo, donde esperaba bien marcado Sabin Merino, ni al segundo, hacia el que irrumpía Salva Ruiz. A medio camino, Maffeo despejó el balón llovido sobre el punto de penalti. En el 72 probó con un envío raso, sin necesidad de apurar tanto el carril. Juanpe se interpuso muchos metros antes del lugar que ocupaba Sabin. En el 92, el recorrido fue de apenas centímetros; la pelota volvió a salir por banda tras estrellarse en el cuerpo de Jozabed. Son todas las ocasiones en las que Eneko falló ante el Girona. Las que vinieron después. Porque antes, el lateral ya había cubierto la cuota. Uno bueno de cuatro, casi el 28 % habitual, que acabó en gol.
Así lo contó Mollejo: «Ha sido una gran jugada del equipo en banda derecha. Eso lo estamos haciendo muy bien. Ager, Eneko, cuando se suma Çolak… Juntan a mucha gente ahí y eso me favorece para llegar al área por sorpresa. El míster me pide que pise el área y haga lo que he hecho siempre como delantero». Un relato de lo sucedido al cuarto de hora, que se puede estirar para dar cabida al cambio de orientación de Montero, a la aparición de Bergantiños y al sensacional pase filtrado de Aketxe, miembro distinguido de la sociedad vasca montada en el carril. Pero sin recurrir al detalle, el resumen del rematador ofrece muchos datos para interpretar la acción y encuadrarla en el plan. El Dépor de Fernando Vázquez emplea la diestra para crear, y el otro costado para entrar a matar.
Lo han detectado perfectamente los mapas de calor, que fijan en la banda de elaboración a Ager Aketxe y registran cómo asiduamente se dejan caer por allí Sabin Merino y Emre Çolak. El turco hace buen uso de su condición de imán para atraer contrarios con la tranquilidad que da tener la espalda guardada con rigor japonés. Gaku destaca por un sentido táctico que convierte su talento creativo en factor secundario. Posee ese don casi invisible y poco valorado de la perfecta ubicación. Sostiene la fórmula sin la verticalidad de los mediapuntas ni el físico de Nolaskoain.
Escorado ligeramente a la izquierda y sin invadir más de lo necesario el terreno del adversario, no solo facilita la labor de Çolak sino que da alas a Mollejo. El equilibrio indispensable para que el chaval prestado por el Atlético pueda cumplir también con su misión. Nada que ver con la participación constante en fase ofensiva, como invitaría a pensar la reubicación de un punta en la plaza de carrilero. Lo del pelado no es estar, sino aparecer. Por contra, en la otra orilla, donde actúa un futbolista con registros de lateral defensivo, se ataca con regularidad.
Frente al Girona, durante los ataques del Dépor, la pelota pasó más del doble de tiempo en el pasillo de la derecha que en el izquierdo y el central. Aunque el viernes la diferencia se disparó, ya había sucedido lo mismo en los otros seis encuentros dirigidos por Vázquez, con quien Bóveda ha multiplicado su importancia. Habitualmente poco distinguido, víctima de un perfil discreto, el veterano ex del Athletic tiene mucho que ver con el crecimiento de Mujaid, la fortaleza defensiva de su costado, y la cantidad de centros que llegan desde allí. Descontando el balón parado, nadie en la plantilla sirve tantos envíos al área. El 28 % llegan a buen destino. Uno de cada cuatro; a veces no se precisa más.