La primera expulsión de Gaku en su carrera y la primera roja directa a Vicente se unen al registro de Mollejo: cuatro amarillas por sus seis faltas como carrilero
27 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«Un chavalín de 19 años que acaba de llegar al fútbol profesional». Ese es el autorretrato de Víctor Mollejo; dedicado por el autor al colectivo arbitral nada más concluir el duelo con el Girona. Una cita que el futbolista abandonó precipitadamente, como antes las de Albacete y Alcorcón, y después la de La Romareda. La reacción en cadena sigue un patrón sencillo: Mollejo es amonestado y Fernando Vázquez lo manda al vestuario para evitar que el colegiado se le adelante en la acción. Después, el míster reprende públicamente al jugador en sala de prensa y el interpelado y sus compañeros se quejan en zona mixta de lo desmedido de las sanciones. Todas encuentran explicación en el acta arbitral. De la sujeción «de forma ostensible» de un contrario, a su derribo al disputar «de forma temeraria un balón»; pasando, claro, por el clásico de «hacer observaciones» a una decisión. En ese repertorio se mueven las cuatro tarjetas vistas por el joven prestado por el Atlético desde que se desempeña en el carril. Un número elevado si se atiende a que apenas ha saltado al césped en cinco encuentros en esa plaza, y que solo en uno (frente al Las Palmas) permaneció en él de principio a fin. Pero el registro es aún más sangrante por otro detalle: Mollejo ha hecho un total de seis faltas en los últimos cinco partidos. En dos de ellos, además, ha sido el deportivista sobre el que más infracciones ha cometido el rival.
La descompensación fue tan evidente frente al Girona que el futbolista no pudo reprimirse y añadió al perfil que ofreció a la prensa una comparación: «Creo que nos merecemos el mismo trato, y no me lo ha parecido con Stuani». El uruguayo goza de una bula palmaria, a la altura (por ejemplo) de la de su compatriota Luis Suárez en Primera. El último punta visitante en Riazor es el jugador de la categoría que más faltas comete —lleva 78, por las 68 que acumula el rayista Trejo, en segundo lugar—. Hasta ahora ha visto seis amarillas.
Contrastes que desconciertan incluso a un técnico veterano como Fernando Vázquez. «Como entrenador, estudié el reglamento y creo que los espectadores no tienen ni idea de cuándo es tarjeta y cuando no. Y no critico al árbitro, pero no puede ser que lo de Gaku sea amarilla y una patada a Álex no lo sea. Si veis la jugada… Dicen que ataque prometedor, que alguien me explique qué es tarjeta y qué no lo es». Al técnico le molestaron las dos que le impedirán poder contar con el japonés en el derbi, tras su primera expulsión en nueve temporadas de carrera. El comité de Competición de la Federación confirmó ayer la sanción de un partido al centrocampista, desestimando el recurso presentado por el Deportivo.
Para reemplazarlo, el míster recurrirá probablemente a Vicente, otro de los afectados por la reciente polémica arbitral. Vio la primera roja directa de su larga trayectoria por dirigirse al colegiado Figueroa Vázquez en términos así de ofensivos: «Hoy no has estado bien. No te puedo felicitar. Muy mal, hoy muy mal». El canario mostraba su descontento por la misma actuación que propició la reflexión de Mollejo y su comparación con Stuani.
Las sanciones, durante los encuentros y después, han obligado a alterar los planes de Vázquez y generado un descontento exteriorizado por el plantel, mezclado con invitaciones a mirar más allá al buscar culpables. «Para un futbolista a veces es difícil jugar. Para el árbitro es lo mismo. No diría que han sido decisivos en las derrotas, no hay que echarle la culpa de lo que nos pasa», invitaba ayer Sabin Merino, antes de profundizar: «Con las tarjetas a veces pensamos que no son justas y luego en frío ves que sí lo son». Al Dépor le sobran acciones para analizar.