El presidente de la RFEF puede forzar el cambio según el convenio de coordinación
28 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando un grupo de dirigentes iluminados jaleados por el presidente de LaLiga, Javier Tebas, planteó a principios de junio que el público regresase a los campos de fútbol, el Gobierno planteó como principal objeción la igualdad de la competición. Lo repitieron a coro el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, el de Sanidad, Salvador Illa, la presidenta del el Consejo Superior de Deportes (CSD), Irene Lozano, y hasta el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Antes que advertir de que aquella medida suponía una imprudencia en plena pandemia, subrayaron la necesidad de que todos los equipos disputasen sus partidos como locales en las mismas condiciones. En Segunda, ese principio resultó demolido cuando entre la patronal, la Federación Española de Fútbol (RFEF) y el CSD, sobre todo por presión de estas dos últimas instituciones, animaron a jugar toda la última jornada el lunes pese a que el Deportivo-Fuenlabrada quedaba invalidado por los positivos en el equipo madrileño. 48 horas después, la RFEF y el CSD trataron de marcar distancias con movimientos que parecían querer dejar solo a Tebas en su gestión de la crisis. Pero desde entonces pasaron seis días y el jefe de la federación, Luis Rubiales, y la secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano, guardan un silencio cómplice con la adulteración de la competición, su desvelo cuando frenaron la vuelta del público a los estadios de fútbol.
Uno, Tebas, tiene la llave para impulsar una liga de 24 equipos la próxima temporada que minimice los perjuicios de la adulteración de la última jornada. Otra, Lozano, cuenta con el poder político para forzar un acuerdo, como hizo en los pactos que desbloquearon el regreso del fútbol con múltiples privilegios para adelantarse a la desescalada del resto de actividades y deportes.
No rechaza la opción de plano
En diferentes conversaciones, la Federación no ha querido dar por descartada la Segunda de 24 clubes -marcando diferencias con Tebas, que la rechaza de plano-, pero tampoco da un paso al frente para impulsar la permanencia del Deportivo y el Numancia, los dos clubes que se verían beneficiados por la ampliación, pues no estaban descendidos de forma matemática antes de empezar la última jornada, a diferencia de lo que sucede con el Racing de Santander y el Extremadura.
El título segundo del convenio de coordinación que vincula a la patronal y la federación se refiere a «las propuestas sobre el desarrollo de la competición, clasificación final y determinación de los clubes vencedores». Ese aspecto recae en la patronal, previo acuerdo de la RFEF», y se plasmaría en una comisión que integrarían el secretario general de la federación, Andreu Camps, un representante de LaLiga y los responsables de competiciones, Carmen Pérez por parte de la federación, y otro en representación de la patronal.
Causa excepcional o fuerza mayor
La patronal ya se consideró los positivos del Fuenlabrada «causa excepcional y/o de fuerza mayor» para instar a Competición a suspender definitivamente el partido y que ya no llegue a jugarse. A partir de esa interpretación, LaLiga y la Federación buscarían un acuerdo. Pero si no se produjese, el presidente de la RFEF o la persona u órgano que designase -Rubiales se encuentra ahora en funciones, circunstancia que desliza en su entorno para callar sobre el caso- sería quien tomase la decisión definitiva.
Precedente con las plazas europeas
Esta temporada ya hay un precedente similar, cuando Rubiales delegó una decisión muy relevante, la forma cómo se asignarían los puestos europeos después de los cambios de calendario a los que obligaba la pandemia. Entonces fue la Comisión Delegada la que dictaminó una polémica resolución que por aquel entonces beneficiaba a los finalistas de la Copa del Rey.
El respaldo del CSD y su capacidad normativa permitirían salvar una medida de carácter excepcional, similar, aunque 25 años después, a la adoptada para ampliar la Primera a 22 equipos tras la crisis de los avales que durante unos días expulsó a Segunda al Celta y al Sevilla.
Tres pasos: secretario general, TAD y justicia ordinaria
Aunque Rubiales no actúe de oficio, acogiéndose a la vía que le abre el convenio de coordinación con LaLiga, la reclamación para ampliar la Segunda a 24 equipos ante Competición sobre el caso Fuenlabrada ya pasó a manos de su scretario general. Si Andreu Camps se declarase incompetente para plantear el cambio del número de equipos de la categoría, el Deportivo y el Numancia ya anunciaron que acudirán al Tribunal Administrativo del Deporte, primero, y a la justicia ordinaria, después. Si en cualquiera de las vías se paralizase la competición, el tema podría verse abocado a un acuerdo entre varias partes. Sería entonces cuando la mediación del CSD, que guarda silencio, resultaría clave.