El Deportivo aspira contra el Zamora a pasar página de las mayoritarias decepciones que ha enlazado en sus jornadas decisivas más recientes
21 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El Deportivo afrontará el próximo domingo un partido a cara o cruz en el que se jugará acceder a la fase de ascenso, o reabrir la puerta al fantasma del descenso a la cuarta categoría. No hay término medio en esta temporada de reestructuración en las divisiones federativas. Tras derrotar al Celta B y la derrota del Racing del pasado miércoles, la visita del Zamora (12.00 horas) a Riazor dilucidará la abismal diferencia entre luchar por el ascenso, con la garantizada continuidad en la Segunda B como mal menor, o escapar de un nuevo descenso consecutivo, sabiendo que el mayor éxito ya solo sería la permanencia. Esta trascendencia, a dirimir en los noventa minutos, abre un hueco a este partido entre las finales ligueras que el equipo coruñés ha disputado en su centenaria historia.
En el objetivo de acabar entre los tres primeros, el Dépor no depende de sí mismo. Solo en los últimos 50 años, y al margen de promociones como la del 2019 en Mallorca, donde jugó un partido sin red, pero ya fuera de la Liga, se vio envuelto en cinco jornadas a todo o nada con posibilidades matemáticas que debía conjugar con otro u otros resultados propicios. Este también es su caso ahora... y no siempre se le dio mal.
Aún sigue vivo el atropello cometido al final de la pasada temporada, cuando no pudo competir en igualdad por la permanencia en Segunda División. El equipo coruñés se tenía que haber enfrentado al Fuenlabrada el 20 de julio del 2020 en descenso, pero con un solo punto menos que el Albacete y el Lugo. Tras los contagios por covid en el cuadro madrileño y la única suspensión en Riazor, los rivales deportivistas pudieron jugar sin preocupación, ganaron y lo dejaron sin posibilidades de permanencia.
El equipo blanquiazul se había agarrado a una salvación casi milagrosa en Segunda el 22 de mayo de 1988. Llegó al partido con dos puntos menos que el Bilbao Athletic, pero el gol de Vicente en la prolongación contra el Santander evitó el descenso y, muy probablemente, la desaparición del club.
En cambio, no le salieron bien ni la permanencia en Segunda del 1 de junio de 1980, ni la salvación en Primera del 20 de mayo de 1973. A la más reciente llegaba con mínimas posibilidades, pues precisaba vencer a domicilio al Getafe, que el Palencia o el Santander perdiesen y que el Celta no ganase. El Dépor bajó, aunque ganó por 3-4. Con el objetivo de mantenerse en Primera en 1973, seis equipos lucharon por evitar dos plazas de caída: el Granada, Las Palmas, el Betis, el Dépor, el Celta y el Sporting. El Deportivo perdió contra un Atlético (3-1) que cantó el alirón y descendió.
La más lejana de las ocasiones en estos 50 años en que el Dépor buscaba un objetivo liguero sin depender de sí mismo ocurrió el 6 de junio de 1971. Un espléndido cabezazo de Beci al Rayo (1-0) dio el triunfo a los coruñeses, que habían llegado quintos a la jornada final, pero acabaron terceros y ascendieron a Primera tras las pifias del Córdoba y el Rayo.
De la fiesta de Xavi al fiasco del 83
En otras siete ocasiones de este medio siglo el Dépor dependía de sí mismo, y triunfó en tres. La más reciente, la de la permanencia del 2015. El 23 de mayo, el Deportivo aventajaba en dos puntos al Eibar y el Almería, pero visitaba el Camp Nou, donde los goles de Lucas y Salomão le permitieron igualar (2-2) los de un Barça que festejaba la Liga y despedía a Xavi. Tampoco tenía que mirar otros campos para sellar las permanencias del 2013 y del 2011 en Primera, pero se estrelló. A la más reciente había llegado con un punto sobre el Celta y el Zaragoza, pero el 1 de junio del 2013 cayó (0-1) contra la Real. El Celta, que ganó al Espanyol por 1-0, se salvó. El 21 de mayo del 2011, el Dépor llegó a la jornada final contra el Valencia con un punto sobre el Zaragoza. Este derrotó al Levante (1-2), mientras el equipo coruñés cayó por 0-2. Sí que salió a flote en su único título liguero. El 19 de mayo del 2000 Donato y Makaay espantaron los fantasmas de la Liga perdida el 14 de mayo de 1994, cuando no pasó del empate (0-0) contra este mismo rival. En el último suspiro, González paró el penalti de Djukic y el Barça, que goleó al Sevilla, se proclamó campeón. Sí que logró premio el 9 de junio de 1991: dos goles de Stoja privaron al Murcia (al que le hubiera valido con el empate) de subir a Primera, y permitieron a los coruñeses dar el salto a una máxima categoría que ya no iban a perder hasta 20 años después. En cambio, el 22 de mayo de 1983, un solo punto contra el Rayo le hubiera dado el ascenso, pero perdió (1-2) y subió el Mallorca.