El técnico reconoció los problemas que la «densidad» defensiva les provocó
25 abr 2021 . Actualizado a las 21:13 h.«La primera parte se puso con cara de Langreo y lo que no queríamos era que el partido siguiese por esos derroteros» dijo Rubén de la Barrera nada más plantarse en la sala de prensa improvisada sobre el césped del municipal de Miramar. Sin dramas, y sin esconder que el Deportivo acudía a Asturias con la intención de sumar de tres, no le hizo ascos al punto cosechado ante una defensa a la que insistió en ponerle el adjetivo de «densa».
«Es cierto que tenemos un nuevo reto en frente: tenemos que ganar al Langreo y esperar. Pero seguimos dependiendo de nosotros y seguir con nuestra buena racha en casa», comentó el entrenador coruñés pensando ya en el crucial duelo de Riazor de la semana que viene que puede multiplicar las posibilidades de permanencia del Deportivo en caso de victoria.
Ante las preguntas de la prensa, a De la Barrera le quedó claro que desde fuera de la caseta técnica se vio a un Dépor apagado por momentos y gris durante los noventa minutos. Fue preguntado el preparador sobre por qué, ante la incapacidad de trenzar fútbol en los últimos metros, su equipo no optó por un juego más directo. «El fútbol directo te lleva a ser muy directo o a llegar a ninguna parte», expresaba Rubén, que defendió su idea de partido: «La clave es qué pretendes con esos balones largos. Con la cantidad de gente que acumulaba el Langreo buscábamos ganar la espalda de los centrales desde fuera. Si vamos directos hacia Miku, con la densidad que tienen ellos, es difícil encontrar continuidades». Tras el análisis táctico, De la Barrera quiso dejar claro que si algo no hubo en Luanco fue conformismo. «Lo que no se puede discutir es que el equipo jugase cómodo estando empatado. Cuando no ganas, recurrimos a esta serie de tópicos», dijo en referencia a la idoneidad o no de colgar balones al área cuando el partido agonizaba.
Con todo, el coruñés quiso destacar la mejora de su equipo tras el paso por vestuarios. «Introdujimos gente para ser más vertical. El partido intentamos acercarlo desde fuera, cargando el área, —explicaba el técnico— en la segunda parte el equipo fue más dinámico, se logró inclinar el campo», aseguró
No hubo brechas
De la Barrera defendió su plan de partido ante un conjunto que definió como «intenso» y «muy motivado». Confiaba el entrenador en que sería el paso de los minutos lo que lograse abrir fisuras en el férreo entramado defensivo de Manel. «Entendíamos que con el paso de los minutos los espacios iban a aparecer», desvelaba de la Barrera, que reconoció que le preocupaba dejar abierta la puerta de atrás.
«Buscamos situaciones de control, mayor estabilidad y hacer daño activando a Keko y Lara por la posición de los dos laterales. También evitar situaciones de contra». El plan se habría ajustado a los deseos del técnico de no ser por la falta de efectividad de su equipo en «el último cuarto» del campo. «Buscábamos formas para hacer más daño y no se pudo», resumió.
De la Barrera asume que hay que estar acostumbrados a jugar «finales» cada poco
«Tenemos una oportunidad muy buena y a por ella vamos», dijo optimista Rubén de la Barrera de cara al duelo ante el Luanco calificado, cómo no, de final. Y ya van unas cuantas para el Deportivo esta campaña. Pero, según el entrenador, el equipo debe digerir lo antes posible que duelos de este empaque son lo que toca este curso: «Viene producido por el sistema de competición. Uno necesita ganar y seguir ganando para poder permitirse algún tropiezo. Como no ha sido así, todos los partidos tienen una gran trascendencia».
Preguntado sobre por qué el Deportivo ha venido rindiendo mejor ante rivales más fuertes, De la Barrera lo argumentó basándose en que «se trataba de equipo más presionantes, que te venían a buscar y concedían más espacios».