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El Unionistas, el mérito de la «esfuerzocracia»

TORRE DE MARATHÓN

Los jugadores del Unionistas, tras un partido de esta temporada
Los jugadores del Unionistas, tras un partido de esta temporada Manu Laya

El rival del Dépor acuña este término para explicar su modelo, en el que los socios son los dueños y muchos trabajan de voluntarios

25 sep 2021 . Actualizado a las 21:24 h.

«Voy los sábados a ver el entrenamiento y los jugadores me preguntan: ‘¿Qué tal la semana de curre?' Porque saben que no hemos ido porque hasta el viernes hemos estado trabajando». Quien así habla es Miguel Ángel Sandoval, presidente del Unionistas de Salamanca, estandarte del llamado fútbol popular. Este informático salmantino, empleado de una filial de IBM con una jornada laboral de 40 horas semanales, tiene 43 años y, junto a otros integrantes de la antigua plataforma de aficionados unionistas, surgida para evitar la desaparición de la extinta Unión Deportiva Salamanca, fundó el adversario de hoy del Deportivo en agosto del 2013. Acaban de cumplirse ocho años. «Da vértigo, claro, porque te das cuenta de que ya estás rondando las categorías grandes. Me acuerdo de cuando empezamos en provincial, con una pequeña tirada de 500 carnés, que pensábamos que iban a sobrar. No teníamos ni cantera. Ahora hay veinte equipos desde la Liga Nacional Juvenil, cerca de 250 chavales. Somos 2.800 socios», relata.

El Unionistas, que llega invicto a esta quinta jornada y la temporada pasada disputó la fase de ascenso, maneja uno de los presupuestos más modestos de la Primera RFEF, apenas superior al millón de euros, aunque el de la primera plantilla rondará los 450.000 euros. «También da mucha emoción. Una fecha como esta en que te enfrentas a un histórico como el Deportivo, campeón de Liga y Copa, la tienes marcada en rojo. Mira hasta dónde hemos llegado. Con respecto a todos los rivales somos los últimos en llegar. La gente siente esa emoción porque llegue el partido, y se hace larga la semana», añade el presidente, al que todos conocen por Sando.

El Unionistas se mueve en el día a día al ritmo de sus socios, los únicos dueños. «Hay trabajadores, como en cualquier otro club: la gente de la cantera, el entrenador o el preparador físico. Pero hay socios que decimos: ‘Tengo tiempo libre, o conocimientos sobre una determinada materia, y quiero echar una mano'», explica. Estos integran el grupo de trabajo, una suerte de directiva en la que firman un contrato de voluntariado y pasan a formar parte de lo que llaman la esfuerzocracia. «En los partidos contratamos una empresa que se ocupa de la seguridad, pero hay un grupo grande de voluntarios que se ocupan de acomodar a la gente, vender el agua, estar en la puerta con los tornos, colocar vallas, poner pegatinas en los asientos... eso hace que el club no tenga que pagar sueldos a trabajadores. Sería menos dinero para poner en el campo, por así decir. Además, la gente siente como suyo el equipo, y echan una mano para el bien de todos. El que colabora un par de veces ya no es aficionado, pasa a ser otra cosa, se siente parte del club», señala Sandoval.

Deuda cero

Tres principios rigen los fundamentos del Unionistas: el respeto a la memoria de la Unión Deportiva Salamanca, lo que significa no usar sus símbolos y oponerse a cualquier refundación de la UDS (de ahí su enconado enfrentamiento al Salamanca UDS, descendido a Segunda RFEF y propietario del histórico Helmántico); que cada socio tiene voto; y la deuda, a cero. Aunque la norma obliga a los clubes de Primera y Segunda a ser sociedades anónimas, el presidente del Unionistas cree que hay hueco en la élite para el fútbol popular. «En Primera RFEF somos nosotros y el SD Logroñés, pero el control económico y el tope salarial son lo mismo que nuestro compromiso de no tener deuda. Subir cambiaría cosas, porque a un equipo profesional hay que dedicarle mucho tiempo. Hay que recurrir a gerentes y directores generales, y nos obligaría a dedicar más tiempo al club, pero nos consideramos muy profesionales en lo que hacemos», sostiene el presidente.

«Hay más trato personal y los jugadores ven los sacrificios»

El Unionistas no dispone de estadio propio ni ciudad deportiva, por lo que depende de la cesión de terrenos por parte del ayuntamiento para entrenar y jugar. Dispone de un campo de entrenamiento de hierba natural y otro sintético, el Reina Sofía, que son de propiedad municipal. Sando reflexiona: «Todo esto nos hace más fuertes. Recuerdo que el año pasado, por las obras en el estadio, no había agua caliente, pero los jugadores se duchaban en sus casas y eso hace que cada fin de semana quieras mejorar. Otro tema es el de las noches cuando jugamos fuera. Hacemos muchas menos de las recomendables. Y los jugadores ven estos sacrificios. Incluso cuando hablamos de las primas. No vamos a quedarnos con equis dinero para el club. Si les damos menos de lo que piensan, es porque antes le dimos más. No podemos dar más dinero del que entra. Si por jugar la Copa te conceden 30.000 euros, no podemos pagarles 3.000 a cada uno».

Homenaje

El Unionistas, que la pasada temporada acarició la promoción de ascenso a Segunda, se pasó la primera temporada sin competir. «De los que habíamos conformado la plataforma nos quedamos un pequeño grupo con ganas de hacer un equipo que homenajease al club del que habíamos sido desde pequeños. Pero pensamos que no se debía jugar después de haber desaparecido la Unión el año anterior, así que estuvimos preparando todo lo que se necesita: redactando los estatutos, buscando socios, generando la imagen del club, haciendo asambleas para elegir escudos, símbolos, camisetas y demás,... Estuvimos un año en provincial, otro en regional, luego en Tercera y, a la segunda, subimos a Segunda B y el año pasado tuvimos la suerte de llegar a Primera RFEF», recuerda.