Antoñito enciende Riazor, Aguirre toma ambas bandas y Héctor acaba de darle vuelo al equipo
01 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«Tengo algunos wasaps de amigos muy interesantes. Hay muchos mamones por el mundo y yo conozco a unos cuantos». Sostenía Mourinho (Jose) que los partidos no concluyen hasta abandonar la sala de prensa y Antoñito aprovechó los micrófonos del sótano de Riazor para apuntarse otro par de tantos que unir al que abrió su estreno en casa. «Si lo sueño, no me sale un debut mejor», proclamó, encantado con una faena a la que solo le faltó vuelta al ruedo. La habría dado cojeando porque tiene los aductores de un futbolista de 34 al que rescatan después de tres meses rumiando la retirada. «Estoy un poco de pretemporada», admitió antes de regalar otra frase para un marco: «Le he dicho al míster que llevo desde juveniles sin correr tanto». «Pero da gusto con esa afición», redondeó enseguida. De emitirse las comparecencias por la megafonía del estadio, el andaluz tendría de nuevo en pie a la grada. Como en el minuto 5 de partido, cuando anotó por sorpresa. La suya. «No soy mucho de meter goles y me sorprendió un montón». Premio por anticipado a la resurrección de un carril muerto.
«Ha hecho 45 minutos muy buenos», le reconoció su técnico durante el análisis de lo sucedido en ese flanco por donde empezó a esfumarse un ascenso directo. «En ese mes y medio, no haber podido tener un lateral ahí nos ha mermado. Hemos ido poniendo parches y nos ha hecho daño», analizaba, extendiéndose a continuación en el diagnóstico: «Ha habido un tramo de temporada en que se han juntado las lesiones de los jugadores de fuera, que para nosotros son imprescindibles, que nos ha costado».
Los jugadores de fuera a los que aludía Borja Jiménez son todos zagueros. A ellos pertenecen las bandas del Deportivo cuando todo funciona. Como frente a la UD Logroñés. «Poder tener esos laterales profundos, con buen centro por delante... Los tres han puesto muy buenos envíos. Nos ha ayudado a ganar consistencia dentro, juntarnos», resumía el míster sobre el desempeño de los carrileros.
El de Antoñito quedó perfilado en su comparecencia. El constante ida y vuelta, el gol que abrió el encuentro y la sociedad con William de Camargo, a quien colocó un balón en la cabeza instantes antes del que envió a la red. Aunque el nivel de los centros fue aún mayor del otro lado. Mientras Mario Soriano llamaba la atención, Diego Aguirre tomaba varias veces el terreno a su espalda. El ex del Numancia estaba llamado a dominar la izquierda junto a Menudo. Antes y después de Juan Carlos ha demostrado que solo le han faltado oportunidades para hacerlo. Sus servicios, tensos y bien dirigidos, dieron una oportunidad de marcar a Bergantiños y dos a Alberto Quiles antes de alcanzar el descanso.
De vuelta al césped, aún le brindó otra al delantero. Fue a través del penalti en que acabó su chut desde la frontal, arrancando esta vez por la derecha. Hasta allí se había trasladado para devolverle su plaza a Héctor Hernández. El Litri regresó inspirado. Picado, quizá, por la competencia, recuperó su versión buena y, él sí, asistió para aumentar la cuenta del máximo anotador de la categoría. Lo celebró casi más que el autor del remate que liquidó el encuentro. Para entonces, el móvil de Antoñito ardía en el vestuario.