La Cultural y Deportiva Leonesa llevaba ocho partidos sin ganar. Dos meses. El fútbol son dinámicas o rachas, según apuntan muchos de los entendidos en este deporte; y, cómo no, una vez más el Deportivo se erigió en protagonista para romperlas a favor de los rivales. Desde aquella queimada en San Juan del 2019 la afición blanquiazul está condenada a vivir y experimentar empíricamente la Ley de Murphy. Tiene que haber en esta situación algo más allá de que no jugase Bergantiños en Mallorca; de que Martí fuese de allí, o de que Pablo Marí no fuera capaz de convertir ese gol en el tiempo añadido. Meigallo.
Nuestro Dépor nos dejó un sabor agridulce en Riazor la pasada jornada al no poder verle dominador con y sin balón frente un rival directo. A pesar de todo, muchos fueron los valientes que se acercaron al Reino de León. Barrio Húmedo, tapeo y por delante un domingo soleado de marzo cargado de ilusión. No fueron malos los primeros 60 minutos; es más, llevaba mucho tiempo sin ver como el equipo mejoraba tras el paso por los vestuarios. Es decir, algo «se tocó» en la caseta. Sin embargo, tras el 1-0 rival, no hubo soluciones; no hubo ideas en el banquillo y todo se volvió a encomendar al talento de los que están jugando. Nos aferramos a la zurda de Lucas, el dinamismo de Soriano y al gol de Quiles. A este último le robaron además 15 minutos para intentar hacerlo.
Volvimos a perder fuera de casa, aunque no se mostró la peor versión. Estamos a dos pinchazos del Alcorcón y a un punto de un Racing de Ferrol que, capitaneado por un deportivista como es Fornos, parece que va en serio.
Los 316 kilómetros de vuelta hasta A Coruña seguro que fueron muy duros para todos; aficionados, jugadores y distintos miembros del club. Aún más si sintonizaron con alguno de los periodistas desplazados a León y escucharon lo que, a mi parecer, vuelve a ser una rueda de prensa en la que el entrenador no transmite ni ilusión ni conexión con el deportivismo.
Sin embargo, el domingo que viene, en Riazor volverán a estar presentes casi 30.000 zumbaos de entre un mes y 95 años para ver ganar al Deportivo. Y, con ello, de nuevo sentir más cerca el objetivo imperioso de ascender. Tremendo.