Absoluta decepción con este proyecto fracasado

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

12 jun 2023 . Actualizado a las 11:26 h.

El Deportivo no es viable en la tercera categoría, con una deuda millonaria heredada de Lendoiro, por mucho que Abanca sostenga financieramente con su compromiso un proyecto que en el césped no arranca. Por eso, esta temporada, como la anterior y la anterior y la anterior y la anterior, se cierra con un balance indiscutible, el de un fracaso deportivo: primero, terminó muy lejos del ascenso directo, y ahora, a la segunda oportunidad, cayó eliminado antes de la final para subir. Que ayer perdiese por una tarde desastrosa de Mackay corona una campaña pésima. Errores que se suman a los de toda la temporada. De unos, de otros, de todos.

Es indiscutible la dimensión del batacazo, con tres entrenadores en una misma liga, un cuarto puesto en la fase regular a ocho puntos del Racing de Ferrol y la sensación de no haber sido nadie fuera de casa, incluso con el fichaje millonario de Lucas Pérez en diciembre. Es obligado el relevo en el área del que depende la parcela deportiva, la secretaría técnica, con Carlos Rosende como ejecutor de un consejo de administración profesional, al que se le anota ahora otro descalabro más.

Habrá tiempo para analizar responsabilidades más allá de Rosende, el elegido por el consejo para el área deportiva. Le encomendaron el ascenso, y este año terminó más lejos todavía que el curso anterior. Ahora los cambios deben ser profundos. De las palabras a los hechos media un abismo. Y no hay rastro de lo prometido. Por ejemplo, este era, otra vez, en teoría, un proyecto de cantera. Y de eso no hubo nada en el primer equipo hasta que llegó Rubén de la Barrera. Un clavo ardiendo al que los profesionales se aferraron cuando ya apenas faltaban 10 días para comenzar el play off. A la desesperada. Es hora de tomarse el Deportivo más en serio, después de otro fracaso. Ni el consejo ni la plantilla estuvieron a la altura de una afición entregada como ninguna, y cada vez más cansada.