¿Por qué todo sale mal en el Deportivo? Nos lo preguntamos mucho desde hace tiempo y aunque siempre encontramos respuestas y culpables, lo cierto es que desde el club no se acaba de dar con la tecla adecuada.
El dolor de este fracaso ha sido doble esta vez al coincidir con el Racing de Ferrol ascendiendo como campeón de grupo. Y no por aquello de la rivalidad o una envidia mal entendida, sino por comprobar que desde la humildad y la falta de medios se pueden hacer las cosas lo suficientemente bien como para alcanzar el éxito, mientras que en A Coruña, con un gran presupuesto y la mejor afición, no solo de la categoría, se ha fracasado.
Porque la palabra fracaso es la adecuada para lo que ha sucedido y ahora cada palo tiene que aguantar su vela. Empezando por el consejo de administración, un grupo de personas en el que solo una acredita experiencia en la gestión deportiva. ¿Qué saben de fútbol? La refundación del Deportivo, imprescindible, ha de venir de un cambio radical en la forma de hacer las cosas y, por supuesto, de un cambio de personas, filtrando entre quienes de verdad aportan algo a la entidad y quienes por mucho empeño que le pongan, no ayudan en nada, bien por falta de conocimientos, bien por falta de talento.
Hay que cambiarlo casi todo, apuntalar una sólida estructura deportiva digna de la afición para la que va a trabajar. Tener la humildad adecuada para saber que con el nombre no se asciende, ni con fichajes rimbombantes. Se trata de asumir la categoría en la que se está para configurar un plantel que muerda por esos campos en los que se pierden los campeonatos, tal y como le ha pasado al Dépor este, una vez más, nefasto año.