«Nos cambió el concepto de cómo era un entrenamiento, vino con una forma de trabajo que aquí muy pocos equipos tenían, fue un adelantado», comenta Carlos Ballesta
11 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Las dos etapas de Luis Suárez en el Deportivo fueron cortas. Tras debutar con el primer equipo, se marchó al Barcelona. Años más tarde, en la temporada 1977-1978 regresó a su casa para sentarse en el banquillo de Riazor. Pese a estar una única campaña, marcó a los jugadores de aquel conjunto. Algunos de ellos —Ramón Piña, Carlos Ballesta, José Manuel Traba y Paco Buyo— analizan cómo era como entrenador.
Ramón Piña
«Dar lo mejor»
«Nosotros lo conocíamos como jugador, pero no como entrenador. Yo había coincidido más con él, porque cuando empezaba la pretemporada, siempre estaba en Riazor él solo. En una ocasión me lesioné y coincidí bastante con él y cogimos más amistad. Es un señor muy campechano, nada presumido, siempre muy humilde. Todo aquel grupo le guarda mucho cariño. Estábamos en Segunda y, sitio al que íbamos, sitio al que preguntaban por él. En los entrenamientos, técnicamente se le notaba que había sido un gran futbolista. Quería que nosotros jugásemos muy bien al fútbol, pero tenía varios problemas: no éramos unos cracs y los campos estaban embarrados. Para mí, Luis fue un futbolista muy parecida a Valerón. Técnicamente la manera de jugar era esa. Nunca nos exigió grandes cosas. Quería que diéramos lo mejor de nosotros, que peláramos».
Carlos Ballesta
«Fue un adelantado»
«A mí me marcó. A final de los entrenamientos hacíamos muchas veces pachangas. Nos dividíamos en dos equipos y, en vez de elegirnos entre nosotros, el primero en elegirlo era él. Era tan superior a nosotros, tan buen futbolista... Hacía cada cosa que era una maravilla tenerle. Era conversador, tenía una retranca, tenía un trato magnífico. Era una persona fuera de lo común. El fútbol profesional era mucho de físico: la clásica carrera continua, trabajos de fuerza, y acababas un poco con balón. Cuando llegó, nos cambió el concepto de cómo era un entrenamiento (el fútbol italiano, en aquella época, le llevaba veinte años al español en cuanto a métodos, sistemas y modernidad). Vino con una forma de trabajo que aquí en España muy pocos equipos tenían, creo que fue un adelantado. Su llegada fue un boom impresionante en A Coruña. Cuando viajábamos, él acaparaba todos los focos. Era el faro, el ídolo de todo el Deportivo. Tanto en la ciudad como fuera, causaba sensación».
«Era muy íntimo de Arsenio, se entendían solo con la mirada. Eran parecidos en su sentimiento hacia el Deportivo y la ciudad. Siempre hablaban en gallego. Amancio, Arsenio y él tenían tres cosas en común: humildad, sensatez y sencillez. Todos tenían al Deportivo como el equipo de su vida. Cómo sufrían y querían a este club».
José Manuel traba
Sus ideas de fútbol
«Su fichaje fue impresionante. Era un entrenador con una personalidad muy grande que quería llevar sus cualidades técnicas al campo con sus equipos. Entrenábamos todos los días con balón, cosa que antes era totalmente distinto. Tenía ideas claras y definidas de lo que quería para este club, dando paso a la cantera. Pero no continuó en el banquillo. Para mí, junto con Arsenio, fue el que más caló en mi profesionalidad. A ninguno se nos pasaba por la cabeza tener a un entrenador que fuese Balón de Oro. Era muy cercano y me demostró que era un hombre de fútbol. Insistía mucho en que nos cuidásemos y que llevásemos una vida sana. Él conocía a los jugadores mentalmente. Él llevaba al Dépor en su corazón, este club era su casa».
Paco Buyo
Exigente y metódico
«Era un buen entrenador, tenía grandes conocimientos futbolísticos. Era muy exigente y metódico. Durante su etapa en el club yo estuve haciendo el servicio militar. Recorría muchos kilómetros para poder jugar con el equipo, y él me ofrecía las llaves de su casa para que, cuando llegase del viaje, fuese a descansar allí. Siempre le decía «míster, voy a casa de mis padres». Era muy campechano, tenía las ideas muy claras. Se adaptaba a los jugadores que tenía el equipo, pero era exigente por encima de todo. Cuando llega un hombre de un prestigio extraordinario como Luis Suárez, la gente ya está en guardia. Fue uno de los mejores del fútbol español, tenía una carta de presentación excepcional. Era un factor de motivación para toda la plantilla, que quería agradarle. La expectación que levantó en la ciudad, en su A Coruña natal, fue extraordinaria. Llamaba la atención. Cuando explicaba jugadas y ejercicios en los entrenamientos, él lo demostraba».
Manolo Jiménez
«Un seleccionador importantísimo»
«Respetaba y admiraba a Luis Suárez. Fue seleccionador cuando participé en el Mundial de Italia 1990, y se convirtió en una figura importantísima en mi carrera con la selección española. Era un gran profesional y una gran persona. Desde aquí, quiero trasladarle mis condolencias a su familia».