Siempre me he sentido representado por Álex Bergantiños. Dentro y fuera de la cancha. Alguien siempre fiel a su tierra y su escudo. Los defendió en todo momento con la máxima profesionalidad y un liderazgo que en su momento compartí y aún sigo sosteniendo. El del trabajo y la humildad.
Compartimos espacio y vivencias en cada concentración, festejamos juntos nuestros cumpleaños —que coinciden en el mismo día—, me enseñó a jugar a las cartas para aliviar los viajes, es un padre excelente... Dejar de jugar al fútbol es una decisión importante, que ha ido gestionando hace tiempo, pero espero que nunca termine de irse del Deportivo. Su papel ahí es fundamental.
El Dépor es su casa, y, si yo fuera el dueño o el presidente, hoy mismo tendría un contrato indefinido para que lo firmase, dedicándose al área que él prefiera. Es una persona auténtica y excelentemente preparada.
Querido amigo, solo puedo felicitarte por esa extraordinaria carrera y desearte que la sigas estirando de la misma manera que hasta ahora, en el club de tu vida.