A Coruña amaneció en pleno verano de San Miguel; el calor pegajoso se adueñó de las calles de nuestra ciudad, pero también de la ciudad deportiva de Abegondo. Y no es que el Fabril lo notase en un comienzo, ya que los de Óscar Gilsanz fueron dueños y señores de su partido durante la primera media hora, pero después todo cambió; no sabemos si a causa de las bajas, la experiencia del Rayo Cantabria o esos pequeños detalles que pueden decantar un encuentro y que cayeron siempre del lado del conjunto visitante.
Retorno a casa, comida en familia, siesta con Rory McIlroy y el final de la etapa de La Vuelta, y camino a Riazor.
El comienzo fue uno de esos que gustan, mucha intensidad, saques de banda en los que el propio extremo coge el balón rápido y lo pone en juego. Una apuesta por la cantera que deja de parecer, para convertirse en ser. Y un centro del campo que no solo domina con balón, sino que aprieta sin él. Hugo Rama ha entrado con el pie derecho en su debut como titular en esta nueva etapa; hizo todo bien, no negoció con el esfuerzo y, contagiado por Villares y José Ángel, apretó siempre hacia adelante.
Cuando parecía que el gol del Dépor iba a llegar, o al menos así lo percibí, Lucas pica y devuelve un golpe al jugador del Teruel, el Deportivo se queda con diez y el Teruel empieza con el recital de interpretaciones. Inciso: poco se habla de esas acciones en las que los defensores de un equipo con todo a favor golpean sin venir a cuento a los delanteros, con el balón a sesenta metros y sin esperarte el golpe. Sigan, es fútbol.
Aquí comenzó el show del colegiado de Gijón y sus asistentes, bochornoso arbitraje. Yo también sufrí algunos de sus espectáculos cuando era futbolista; uno de ellos, en el Reina Sofía, feudo de Unionistas, la siguiente visita deportivista. Dejando a un lado el resultado, me gusta mucho el equipo. También Imanol Idiakez, antes, durante y después del partido. Cierto es que en esta ocasión el espectador abandonó el estadio con un sabor a derrota; andares cabizbajos a lo largo del paseo, donde vencía el silencio frente a las críticas.
Fuera del fútbol, en Nueva York, Novak Djokovic demostró de nuevo estar a otro nivel; arrancó la NFL, donde los Dallas Cowboys aplastan a los Giants y Aaron Rodgers calienta los motores de los Jets en el Monday Night, en la que puede ser su última temporada.