Abreu: «En mi época en el Dépor comía bandejas de mariscos todos los días»

LA VOZ REDACCIÓN

TORRE DE MARATHÓN

Sebastián Abreu, durante una entrevista en Montevideo
Sebastián Abreu, durante una entrevista en Montevideo Raúl Martínez

El delantero uruguayo reconoce que su época en el Superdépor supuso «una bofetada de realidad y al ego» que le sirvió para profesionalizarse, trascender y conseguir jugar hasta los 45 años

28 dic 2023 . Actualizado a las 12:46 h.

El delantero uruguayo Sebastián ‘Loco' Abreu, retirado del fútbol profesional hace apenas dos años, reconoce que fue su época en el Superdépor la que le sirvió para profesionalizarse, trascender y conseguir jugar hasta los 45 años, como consecuencia de la «bofetada de realidad y al ego» que le supuso su llegada al club. Aún así, también desvela algunos excesos de su etapa coruñesa que tuvo que cambiar. «Comía mariscos todos los días y llegó un momento en el que el médico me dijo que aquello no era saludable», confiesa el exjugador blanquiazul.

Su llegada al Deportivo, con 21 años, fue para Abreu todo «un golpe de realidad», que le sirvió para entender que «si quería ser futbolista profesional o trascender, debía cambiar muchos hábitos». Según explica, el goleador en países como Uruguay o Argentina tenía una serie de privilegios, como faltar a ciertos entrenamientos o incluso entrenar menos. Una cultura que en los clubes españoles era radicalmente diferente. «En Europa, el goleador tiene que currar igual que el que no juega», comenta Abreu en su entrevista para el portal deportivo Relevo, «te tienes que dedicar, alimentar bien, ir al gimnasio». Ni siquiera era algo que hiciera falta decirlo. Saltaba a la vista. «Al llegar, me encontré con defensas fuertes, todos mamados y con unos músculos gigantes», dice sobre el impacto que le causó jugar contra esos compañeros: «Pasaba vergüenza».

Su convivencia con compañeros como Mauro Silva, Donato o el ‘Toro' Acuña supuso un antes y un después para él. «Era siempre machacar, machacar y machacar, y me vino genial porque me dio una bofetada de realidad y al ego, porque el club no me tenía, o no me quería tener, en cuenta», comenta sobre esa época que le llevó a cambiar por completo sus dinámicas. «Cuando vi que no me tenían en cuenta y que me tenía que ir, me dije: “si quiero seguir estando en la selección, seguir siendo competitivo o tener experiencia en ligas más competitivas, me tengo que poner con el tema de la nutrición y del gimnasio». Esa toma de conciencia le llevó a tomar medidas inmediatas: «Ahí ya empecé con el nutricionista y con el entrenador personal», relata Abreu sobre una decisión que supuso un revulsivo de cara a su futuro. «Si jugué hasta los 45 años, fue porque desde los 22 o 23 empecé a agarrar una cultura de entrenamiento y de alimentación que, obviamente, cuando llegaron los 37 y 38 tenía todo ese colchón atrás de preparación en el cual la musculatura y el cuerpo estaba preparado para el alto rendimiento».

Excesos en la alimentación: «Comía bandejas de marisco todos los días»

Aparte del propio entrenamiento, también se dio cuenta Abreu durante su estancia en A Coruña de la importancia de la alimentación, algo que no tomaba en consideración hasta entonces y que le había llevado a muchos excesos motivados aún más por la calidad de los productos de la gastronomía gallega. Y es que, en la ciudad herculina, confiesa Abreu, «comía mariscos todos los días». Pero no en pequeñas cantidades. «Teníamos un restaurante que me ponía bandejas de langostas, mejillones, camarones…», relata de esa época. Y, claro, tuvo consecuencias. «Me hacían estudios y salía un porcentaje elevado de grasa», ante lo cual, los doctores le recomendaron cambiar sus hábitos. «Llegó un momento en el que el médico me dijo que aquello no era saludable», dice.

Sobre su época en el mítico Superdépor también comenta Abreu que, aunque siempre ha tenido la costumbre de rociar su ropa con agua bendita en todos los clubes en los que militó, en el club herculino fue más comedido. «Como había tantas religiones, ibas con cierto miedo», comenta, «yo tenía mi altar pero el grupo no participaba. Aunque reconoce que siempre hubo respeto por parte de todos: «Cada uno hacía su ritual y todos nos respetábamos; Bassir sacaba su alfombra y donde estuviera se ponía a rezar, incluso en el pasillo del autobús», dice.

Sobre la situación actual del Dépor: «Me gustaría ir a ayudar»

En cuanto a la situación actual del club y su posible regreso al Dépor, reconoce que le gustaría colaborar en todo lo que sea posible. «Por el momento en el que está me gustaría ir a ayudar, porque cuando están bien, todos quieren», explica Abreu.

«Con Mauro hablo mucho y queda feo ofrecerse», revela el exdelantero deportivista, sobre una idea que le ronda la cabeza de cara a ayudar al club que le sirvió para profesionalizarlo: «Al menos, si haces el intento y sale bien, es una doble satisfacción, porque pudiste conseguir el objetivo, y segundo, ayudar a un club que lo necesita».