El Dépor camina hacia su destino

Breogán Blanco

TORRE DE MARATHÓN

XOÁN CARLOS GIL

28 ene 2024 . Actualizado a las 23:53 h.

Y llegó el día D, ese en el que el gran favorito de la categoría podía auparse a pelear por el ascenso directo, para más inri, jugando contra el filial de tu eterno rival en su estadio.

Imanol Idiákez volvió a apostar por el 1-4-2-3-1 que tan buen resultado ha dado hasta ahora, nótese la ironía. La suplencia de un solvente Jaime y un director Barcia no sorprenden a nadie. El primer hándicap que produce este cambio es la posición de Yeremay: más fija en el carril izquierdo, disminuyendo la creatividad en el central, en dpnde  Lucas se encontró más solo y menos cómodo sin su socio preferente. El segundo es sencillo, la superioridad manifiesta en la zona central de los locales, ya demostrada en Riazor.

Sin embargo, hoy los herculinos sí contaban con desborde, descaro y verticalidad en los perfiles laterales. Y es que el cuadro de Imanol parecía depender en la ofensiva de Mella, Yeremay y el sempiterno balón parado. Los canteranos, están exprimidos al máximo en este sistema, defensivamente hablando: saltan cuando el equipo realiza presión alta y han de recorrer muchos metros para replegar, siendo los principales baluartes ofensivos del equipo, quizás en un sistema con 2 interiores y ajustar la presión con ellos (cualidad por antonomasia de Villares) liberaría a los dos extremos para aguantar más esfuerzos en posesión de balón.

Casualidades del destino, en el primer centro lateral con un 9 en el área, el Deportivo se ponía por delante. Qué duda cabe, Pablo Vázquez a balón parado. El Dépor devolvió la moneda a los olívicos sufrida hace unos meses en Riazor: se colocó en bloque medio-bajo tras adelantarse, amparados en la seguridad que transmite la pareja de centrales, un Germán Parreño diferencial (por fin) y el trabajo incansable de los mediocentros.

Siguiendo con las casualidades, la guinda al pastel la puso Rubén López, en su primer contacto con el esférico y jugando fuera de posición. Cómo se suele decir, si juntamos todas las casualidades encontraremos nuestro destino: el camino hacia el ascenso directo, cantera mediante.