Equipo histórico y un campo en el que el Deportivo, no hace muchos años, se jugaba gran parte de las opciones de ascenso a Primera División, las casualidades no existen. Centrándonos un poco en el equipo de la «Capital del Mediterráneo», podemos ver similitudes con el cuadro blanquiazul en lo que a plan de partido se refiere. No así el sistema, dónde el joven Dani Vidal apuesta por un 1-4-3-3, sobre el papel un plan ofensivo. Los granas buscan dominar al contrario con un juego combinativo, apoyados en sus perfiles por Jaume Jardí, quien estará ausente por ver la quinta amarilla contra el Arenteiro en O Carballiño, y Andy Escudero, jugadores de uno contra uno y capacidad para asociarse por dentro con, sin duda, su jugador más diferencial: Pablo Fernández, máximo goleador con cinco tantos.
Cabe resaltar que está muy bien escoltado en el mediocampo por Borja Martínez, posiblemente el jugador más creativo del equipo y con un gran golpeo a balón parado, otro de los puntos fuertes del equipo tarraconense. Y ahí es dónde podemos encontrar a su «otro» Pablo Vázquez, en este caso Pablo Trigueros, con gran dominio en las disputas aéreas y cuatro goles. Colectivamente hablando, son un equipo con variantes en su plan de partido, no rehúsan a jugar directo si el encuentro así lo precisa, con un alto porcentaje de jugadas a balón parado rematadas, y defendiendo en bloque bajo si el encuentro se pone complicado. Un conjunto defensivamente trabajado, con alternativas tácticas e individuales: disponen de una plantilla amplia con jugadores no indiscutibles, pero sí destacados en la categoría como Mula, Gorostidi, Joan Oriol, Montalvo o Dufur.
Máxima tensión
Partido de alto calibre. Espero a un Nàstic con presión alta, intentando desarbolar al Deportivo desde el principio para adelantarse e intentar defender en un bloque medio-bajo en el que el equipo de Vidal se siente cómodo, y aprovechar así la profundidad de sus extremos para transitar si el equipo herculino se planta en campo contrario a elaborar jugada. Volviendo al principio, tal y como dijo Paulo Coelho «nada en esta vida sucede por casualidad», que así sea.