Con el corazón en un puño tras conocer que acabó el partido con el tobillo como una pelota de Nivea (azul y blanca, claro está), David Mella sigue demostrando que es el futuro del Deportivo. Su endiablada velocidad y su enorme capacidad para desbaratar defensas son un bien en peligro de extinción en el fútbol moderno. Es de esos contados jugadores que los equipos de élite se rifan, en este deporte cada vez más encorsetado y controlado por el big data y la inteligencia artificial.
En Tarragona, el juvenil volvió a demostrar su letalidad. Muy vigilado en la primera mitad, aprovechó su primera carrera para marcar, en una acción en la que él mismo robó el balón y definió con suma contundencia, tras una buena colaboración de Barbero en el pase. El de Teo pudo incluso fabricar el 0-2 en una jugada en la que remontó toda la línea de fondo, llegando hasta casi besar el poste. Mella se fue lesionado con 0-1 en el marcador. Y lo hizo con una ovación de los numerosos deportivistas que se desplazaron hasta Tarragona.
David estrenó en el Nou Estadi su nueva cabellera blanquiazul. Un guiño más para la tranquilidad del deportivismo, tremendamente ilusionado con su joya, pero a la vez temeroso de perderla ante la pobreza del club, en el peor momento de su historia tras enlazar cuatro temporadas seguidas fuera del fútbol profesional. El sueño es convertirlo en el nuevo Fran. Ese canterano con el que ir creciendo de la mano, como sucedió con el de Carreira a finales de los ochenta. Aquel prodigio que debutó en Segunda, subió al equipo a Primera y lo capitaneó dentro del Superdépor, llevándolo a seis títulos nacionales y a las semifinales de toda una Champions. ¿Podrá repetirse la historia? Mella padre, Gonzalo, asistió en butaca vip a la eclosión de O Neno. Ambos fueron compañeros en el Fabril 1986-87 y también debutaron con el primer equipo en la 1987-88. Nadie puede predecir ahora si su hijo David podrá emular al ídolo blanquiazul, pero lo único cierto es que el Deportivo también tendrá que poner de su parte.
Mellita lleva rechazando a los más grandes del fútbol español y europeo desde que tiene 15 años. Ni el Barcelona ni el Madrid han sido capaces de convencerlo. Todo un ejemplo para el resto de canteranos de Abegondo, en algunos casos (cada vez menos), por las prisas, más pendientes de cazar un contrato que de analizar cuál es el mejor paso a dar. Por lo demostrado ya, no cabe ninguna duda del compromiso de David. Solo falta por ver si el Dépor es capaz de crecer a su ritmo para convertirlo en el nuevo Fran.