Miles de personas acompañaron al Deportivo en un domingo mágico hacia el ascenso. El entorno de la calle San Juan acogió un multitudinario vermú desde primera hora. Las calles de toda la ciudad se vistieron de blanquiazul. No hubo rincón sin bandera o camiseta. Casi 30.000 personas siguieron el coche desde la pantalla gigante instalada en el exterior
12 may 2024 . Actualizado a las 20:19 h.De la afición del Deportivo de La Coruña poco se puede decir que no se haya dicho ya. Solo ese cántico que resuena cada quince días en Riazor: «Esta afición nunca se rinde». Y que ha sonado por los campos de toda la geografía en estos cuatro años en los infiernos de Primera RFEF.
Aunque el club blanquiazul se ha mantenido discreto en los últimos días, sin querer celebrar antes de tiempo un posible éxito, la posibilidad de ascenso y de vuelta al fútbol profesional está más cerca. El Deportivo pondría el broche de oro a la temporada derrotando a partir de las 19.00 al Barcelona B pero, si no es así, lo más importante: los de Idiakez dependen de sí mismos.
Convocatoria desde las 11.00
Aunque el club blanquiazul sea cauto (incluso los propios hinchas), la afición coruñesa sabe que hoy su equipo puede regresar al fútbol profesional. Así que nadie se ha querido perder la fiesta desde el comienzo.
A las once de la mañana, la convocatoria era en el entorno de la calle San Juan. Allí, y en toda la zona de la plaza de España, se vivió el vermú más multitudinario. Los bares estaban preparados: mesas en el exterior, música, camisetas del Dépor y todo lo necesario para tomar el aperitivo en la calle en un domingo en el que sin duda el tiempo ha acompañado.
Después llegaba el plato fuerte, la marcha, todos juntos hacia Riazor y ese «el camino a mi estadio es el más bonito del mundo». En esta ocasión, tocaba rodear la calle San Andrés, que está en obras, y salir directamente al paseo marítimo. Antes de llegar a la plaza de Pontevedra, paradas cada quince minutos para seguir sumando aficionados.
La imagen, impresionante, una marea blanquiazul de miles y miles de personas, que ya tenemos en la retina tras los intentos de ascenso ante el Albacete, en el 2022, y ante el Castellón, en el 2023. Los que han participado en esa lengua de aficionados dicen que «no se veía el final».
En cada parada, sobre todo en el paseo marítimo, tocaba cantar, pero con aquellos que se asomaban por las ventanas para verles y aplaudirles desde los edificios. Incluso una vecina que observaba el panorama toda tranquila, sorprendió a la marcha mostrando por la ventana una bandera blanquiazul gigante, lo que provocó el delirio.
A los 30.000 que tienen su localidad dentro del estadio, no han dudado en unirse aquellos que han estado directamente en la «fan zone». Desde las 13.00, en el entorno de Riazor se han instalado barras, productos de merchandising, actuaciones musicales y, por su puesto, la gran pantalla desde la que toda Coruña podrá seguir a su equipo ante el Barcelona B. Una zona que ha estado a rebosar hacia el mediodía, pero que los aficionados han ido dejando para no perderse ni un detalle de la llegada del bus del equipo.
La estampa, espectacular. Bailes, camisetas, bufandas y muchos niños que se incorporan a la pasión por el Deportivo. Incluso muchos que han decidido tenirse el pelo de blanco y azul para «acompañar» a ídolos como Mella. También aquellos que han querido atajar y cruzar por la playa de Riazor en lugar de enfrentarse a los miles que están en las calles.
Una afición que no ha dudado encararmarse a cualquier alto para no perderse ningún detalle. Y es que la vuelta al fútbol profesional está cada vez más cerca.
Ambiente de fiesta
Muy buen ambiente desde luego durante todo el día en la zona del paseo marítimo donde se juntan personas de todas las edades. Entre los más jovenes, Cris que acompaña a su amiga Antía Pena para ver el partido en la explanada de Riazor. «Soy seguidora desde pequeñita y como no había entradas para el estadio lo veremos fuera», dice Antia, que admite tener «miedo» del resultado. «Con el Dépor todo es posible», comenta la joven de 26 años, junto a otra amiga que confirma no ser aficionada al fútbol, «pero el Dépor es el Dépor, hay que animar toda la ciudad».
En medio de este ambiente, los clásicos a los que todo el mundo adora. Manuel Pablo se paseaba con su camiseta entre los aficionados por los alrededores. El canario, exdeportivista y técnico del club, atendió a todos los seguidores que le pararon para hacerse fotos con él.
La llegada, con anécdota
Pasadas las cinco de la tarde, llegaba entre vítores el autobús del Deportivo, con anécdota incluida. Los aficionados se sorprendían cuando el bus se paraba frente a la entrada del estadio con el techo humeante. Tanto, que han tenido que rociar el autobús con agua, manguera en mano. El motivo, una bengala que estaba sobre el techo.
Sin descanso
Unas 30.000 personas, es la masa de aficionados que calcula la Policía Local de A Coruña que se ha concentrado en la explanada y el entorno del estadio de Riazor. Una afluencia que no ha caído con el comienzo del encuentro porque la hinchada sin entrada se ha desplazado a la pantalla gigante de la explanada del Palacio de los Deportes. Allí no cabe ni un alfiler y se vive el partido con la misma ilusión que nerviosismo. «A ver, marcad un gol», se escuchaba en los primeros 30 minutos en los que hubo más silencio que cánticos.