La afición ilumina el ascenso del Deportivo

Breogán Blanco

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

25 may 2024 . Actualizado a las 22:09 h.

Llegaba el último partido de liga regular en la Primera Federación después de dos semanas extrañas y convulsas, llenas de incertidumbre y declaraciones cruzadas entre entidades, que ensombrecieron la más que merecida celebración del ascenso. Yo mismo llamé a la mesura en las celebraciones y la normalidad por restablecer el orden natural del Deportivo en categoría profesional. Pero la grada necesita estabilidad, por lo que todos debemos estar a la altura de esta afición única e inigualable.

Para el cierre de la liga regular ante el Real Unión de Irún Imanol Idiakez apostó por su habitual 1-4-2-3-1, con muchos cambios en el once, y con la lección aprendida del descalabro en tierras irundarras, algo ya comentado por el cuerpo técnico como punto clave en la resurrección blanquiazul. Pocos espacios para transitar de los visitantes y muy buenas vigilancias defensivas de los locales hacían que el contexto fuese totalmente diferente al del partido de la primera vuelta.

El Dépor, en este momento de la temporada, es un equipo con automatismos marcados: presión alta tras pérdida, repliegue si los rivales superan la línea de presión, bloque bajo ante el juego posicional del rival y balón parado. Bien es cierto que la liberación de los blanquiazules, unida a la necesidad de los «suplentes» de demostrar en pro de ganarse una plaza en una categoría profesional, ayudaban a una tarde plácida (de las pocas) en Riazor.

Un inciso, merecido reconocimiento en el entretiempo al trabajo de Abegondo, y un consejo, sigamos apostando por los de casa, al fin y al cabo se han hecho con las riendas del proyecto. Siguiendo con el partido y «casualmente» para cerrar la temporada, volvió a aparecer el principal bastión ofensivo del equipo en partidos cerrados, como ese primer rayo de luz que ilumina el día, posiblemente el instante más bello de la jornada, ese que agradecemos y da esperanza, ese que ilusionaba a todos los deportivistas en las mañanas tras un descorazonador inicio. Como decía Víctor Hugo, «amar la belleza es ver la luz», y para ejemplo, el gol de David Mella. Olvidemos las rencillas y continuemos iluminando el camino. ¡Forza Dépor por sempre!