Al Dépor ya solo le urge un refuerzo para la medular; el otro saldría de las pruebas de Idiakez, que busca en el de Oroso una versión alternativa a Diego Villares
26 jul 2024 . Actualizado a las 11:50 h.Mario Soriano contestó aguantando la risa porque detrás del muro de cámaras Hugo Rama no paraba de gesticular. Había salido del vestuario de O Couto empeñado en distraer a su compañero, como si supiera que los periodistas le estaban preguntando por él. «Hugo es un jugador de calidad y técnica. En el juego para iniciar nos ayuda mucho al salir con el balón», apuntó Soriano en cuanto logró centrarse, con esa capacidad de los futbolistas con clase para detectar a quienes comparten don.
Uno y otro no están solo emparentados por sus habilidades con la bola en los pies, también los conecta la posición en la que se desempeñan con más naturalidad. Lo admitía hace meses el de Oroso, resignado a quedarse sin plaza en el once ante la imposibilidad de desbancar al enlace más efectivo entre el punta y la medular. «¿Pero qué le voy a decir al entrenador? ¿Que siente a Lucas? Porque en este esquema, mi sitio es el suyo, claro. Nada, imposible, está a otro nivel», concedía en una entrevista en la que coló otro par de reflexiones que ayudan a descifrar su papel ante el Ourense CF y en las sesiones de trabajo en Abegondo durante la recién iniciada fase de preparación.
«Cada vez se busca un fútbol menos creativo, menos complicado. Vas a Segunda y lo primero que miran los entrenadores son los balones que pierdes. Ya no se busca un enganche que haga jugar al equipo, se prefiere a uno que haga de tercer mediocentro. A mí me gustaban Aimar y Riquelme; ese jugador ha desaparecido», lamentaba, concediendo enseguida una excepción: «A Imanol le gusta el rigor, la presión alta, no perder el orden en ataque, pero aún así te permite ser más creativo que la mayoría, y eso los futbolistas lo valoramos».
Esa manga ancha del técnico podría brindar a Hugo Rama otra ocasión de triunfar en el segundo escalón del fútbol profesional. Categoría en la que no acabó de explotar en Oviedo tras algún curso en Lugo que solo alcanzó la condición de prometedor.
Amenazaba con no pasar tampoco de ahí en su etapa blanquiazul, abierta con un papel menor en Primera Federación: 29 apariciones, catorce como titular y apenas cuatro partidos jugados de principio a fin. Un registro que podría haberlo colocado entre los prescindibles tras el ascenso, especialmente cuando el Deportivo ha recuperado a Mario Soriano y fichado a Luis Chacón. Más madera para la segunda línea de ataque del conjunto coruñés. Sin embargo, la multitud en su plaza habitual se ha convertido en ocasión de destacar más atrás.
Idiakez ha resuelto el atasco mediante la dispersión. Y al portador del 22 lo ha emplazado en la medular. Allí llamó hace años la atención de Anduva, sirviendo al Mirandés. Espera el entrenador recuperar a un futbolista al que tiene fe y para el que reclama compresión. «Los rendimientos a veces tardan en encontrarse. Entendemos que vivimos en el mundo de la prisa y lo inmediato, pero en ocasiones las cosas aparecen más tarde. En la primera parte de la temporada ha habido circunstancias que no podemos contar, situaciones difíciles para algún futbolista, pero estoy convencido de que acabará ofreciendo el nivel que tiene», señalaba a principios de año al referirse a un Hugo Rama que acusó problemas de índole personal durante el curso 2023-24 —«El míster me ha tenido mucha paciencia. Ha habido días de diciembre en los que venía a entrenar sin ser yo, sin hacer bromas, sin reírme, sin ser feliz, y no todos saben llevar a alguien así», reconoció—.
La fe en el jugador no ha desaparecido. Si acaso, se ha fortalecido hasta el punto de considerar entregarle el timón de la medular. El Dépor (lo dijo Fernando Soriano) ya no busca dos centrocampistas. Le basta con fichar a uno y apostar por esta alternativa ocasional a Diego Villares. Partiendo de un 10 clásico, se pretende fabricar un 8 para encuentros en los que el conjunto blanquiazul se sepa superior. Como el de O Couto, del que Hugo Rama salió con la sonrisa intacta y ganas de bromear.