Pablo Martínez anticipó antes del encuentro el estreno anotador del punta marroquí, que luego dedicó al francés un gol que «resume lo que es él»
19 oct 2024 . Actualizado a las 20:33 h.Ahora que pasa las horas muertas en el banquillo, a Pablo Martínez le ha dado por cavilar e ir acumulando sabiduría hasta convertirse en profeta. Tras cinco jornadas de suplencia, ha llegado a intuir el gol. Esta capacidad recién adquirida por el francés no tendría mayor mérito si la hubiera desarrollado en cualquier otro equipo, pero es que él ha conseguido cantarle la diana a un delantero blanquiazul. Antes del décimo partido de la temporada se acercó al ariete elegido por Imanol Idiakez y le anunció: «Bouldi, hoy marcas seguro». No había transcurrido media hora y el marroquí ya había cabeceado a la red. Milagro con forma del único tanto hasta la fecha convertido por un ariete del Dépor.
«Seguro que le viene bien», aventuró después el míster, contagiado por las dotes de pitoniso del central que ahora le acompaña en la zona técnica. «Bouldini es un hombre de área y el gol resume lo que es él», sostuvo el entrenador, antes de entrar en detalles sobre las condiciones de su jugador: «En el remate es muy bueno y en situaciones de espacios más abiertos tiene más dificultad, no es su fortaleza —como dato: dio seis pases en todo el encuentro, el que menos con diferencia entre los 22 titulares—». El punto débil es, entonces, todo aquello que discurra lejos de portería; aunque el delantero la tenía a la vista cuando en el segundo tiempo pateó el césped en lugar del cuero servido por Rafa Obrador.
«Ha sido un partido muy difícil para nosotros. Creamos muchas ocasiones, pero el balón no quiere entrar», lamentó después en zona mixta, convencido de qué hacer para que la cuenta crezca: «Para mí la suerte no existe, necesitamos trabajar e insistir y llegarán esos goles».
Ocho hizo en cada una de las dos campañas que pasó en el Levante, próximo rival. «Nos espera un partido muy difícil en Valencia, tenemos que prepararnos bien», alertó. Él viajará desatado tras marcar. Se lo había adelantado el cangrejo y a él le dedicó el tanto, envuelto en un fuerte abrazo; arrimando bien la oreja, por si le anunciaban otra diana en el porvenir.