El Deportivo firmó en el Ciutat de Valencia el peor partido de esta temporada durante 88 minutos. El entrenador se equivocó con el planteamiento. Ante la ausencia de Mfulu y de José Ángel, Idiakez apostó por rodear a Villares, que no es un mediocentro defensivo, más desde la cantidad de compañeros a su alrededor que por la intensidad con que se emplearon. Esta situación no da resultado porque el equipo está deslavazado en defensa y genera poco en ataque.
En la primera parte solo hay un saque de esquina y un cabezazo de Villares que se marcha al larguero. Los extremos estuvieron desaparecidos, Lucas estuvo en una isla como delantero centro, posición que no le gusta a él y que al equipo no le renta porque hace el mismo trabajo que cuando juega como media punta. Además, Charlie Patiño no pisó el área y Mario Soriano estuvo muy alejado.
El Levante se pone con dos goles de ventaja y, a través de esa ventaja, gestiona el segundo tiempo. Tras el descanso, el Dépor sale con la intención de dominar en campo contrario con la entrada de Bouldini y lo logra, pero con posesiones infructuosas.
El gol de Barbero, en el minuto 88, puso la incertidumbre en el partido ante un Levante que estaba con un jugador lesionado en el terreno de juego. El equipo lo intentó, pero con pocos frutos, a través de centros y remates, con poca efectividad.
Que no nos dejen los últimos ocho minutos del partido con la sensación de que el Deportivo pudo empatar el encuentro, porque el Levante en los primeros 45 tuvo cinco ocasiones muy claras, anotó dos, estrelló un remate en el palo y hubo dos muy buenas manos del guardameta brasileño.
En definitiva, ha sido el peor partido de la temporada y coincide en que no estaban los encargados de dar equilibrio. No estuvo ahí la derrota, pero se siguen produciendo errores groseros. En el primer tanto, un futbolista de 173 centímetros no puede rematar solo entre los centrales y Patiño. Esto es un reflejo de lo que pasó.