Imanol Idiakez, en el alambre del Dépor, otra vez

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Los responsables del área deportiva se reunieron tras la derrota frente al Racing de Santander para valorar el impacto de un relevo en el banquillo

28 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La acción discurre a lo largo del minuto 86. Intervienen casi todos, mientras el balón viaja de costado a costado, hasta que Dani Barcia combina con Diego Villares y este encuentra a Yeremay. El canario cruza la divisoria con el cuero pegado a la bota a la espera de que, por su izquierda, se incorpore Rafa Obrador. Cuando el lateral gana altura, el 10 le entrega el balón. Después viene un centro perfecto en carrera que Bouldini peina entre dos marcas para superar a Mario García. Davo ya no tiene a nadie encima cuando, a siete metros de portería, cabecea buscando la red. Sin embargo, la bola ha viajado tan rápido que prácticamente no puede orientarla al rematar. Se marcha fuera, a unos palmos del palo izquierdo, perdiéndose con ella la última ocasión. Suya tenía que ser.

Imanol Idiakez llegó a convertir a este asturiano de Pereiro de Aguiar en una suerte de amuleto durante el tránsito triunfal por Primera RFEF. Fue el ahora portador del 11 quien salvó el cargo del míster frente al Barcelona Atlètic y el Arenteiro; en dos choques a cara o cruz. Apenas había vuelto a recurrir a su talismán el técnico, una vez consumado el retorno del Dépor al fútbol profesional. Tres encuentros de participación residual; el más reciente, el del Martínez Valero, cuando Davo saltó al césped en el 89. Ante el Racing de Santander, lo invocó en el 73. Consciente, casi seguro, de cuánto se jugaba en virtud del marcador.

Marrado el frentazo, no hubo más y el conjunto blanquiazul volvió a caer. Como en el Ciutat de Valencia, aunque con una imagen bastante mejorada y frente a un sólido líder de la competición. Todo esto, la reacción y la enjundia del adversario, apagaron el ruido de una grada que había soltado algunos silbidos cuando la megafonía presentó a Idiakez y los había multiplicado cuando este eligió sentar a David Mella para hacer sitio a Yeremay.

El canario hizo de todo para echar un cable a su entrenador. Sobre el césped y en zona mixta, donde, tras compartir un «no me puso a jugar porque no quiso», que podría tomarse por un reproche (aunque nunca fue esa la intención), se enmendó afirmando que «el míster con nosotros es muy bueno, saca lo mejor de cada uno». El talentoso extremo ha sumado varias veces su voz a la de quienes han salido en defensa del técnico desde el seno del plantel. Los mensajes de respaldo ya fueron habituales el curso pasado cuando el crédito parecía a punto de expirar.

Está por ver si ese frente común al que también aludió el propio Imanol en sala de prensa al concluir el choque —«Somos muy fuertes, sabemos el camino, hemos pasado por muchas»— le sostiene ante las dudas de los encargados de la gestión deportiva en el club. Al mismo tiempo en que se producía esa comparecencia ante los medios, arrancaba una reunión para valorar el camino a seguir para salir del mal momento que atraviesa el equipo. Se buscaba consenso acerca de si el entrenador donostiarra sigue siendo el idóneo. Tiene contrato hasta final del curso 2025-2026. Un vínculo estirado automáticamente (el inicial se agotaba esta temporada) gracias a la cláusula que premiaba el ansiado salto de categoría, enmascarando las dudas trasladadas en aquellos ultimátum de hace un año.

«En determinados sitios funcionan los extremos con el fútbol, pero aquí sabemos dónde estamos y de dónde venimos. Entoné el mea culpa después del partido [ante el Levante], le dije a los jugadores que todos sentimos el peso de la camiseta que llevamos, pero tampoco me parece para matar a nadie». Así se había pronunciado el técnico en la comparecencia previa a recibir al Racing, invitando a la calma y regateando cualquier cuestión acerca de su situación personal. No quería transmitir la impresión de saberse de nuevo en el alambre. Al fin y al cabo, ser coautor de tan necesario ascenso siempre garantiza un crédito. Está por ver si en el Deportivo lo consideran dilapidado doce jornadas después.