Familiares y amigos apoyarán al punta del Dépor, asentado como titular, en un estadio donde aún no ha anotado; ni como local ni cuando lo visitó con el Alcorcón
14 nov 2024 . Actualizado a las 09:55 h.El play off se disputó a mediados de agosto porque antes fue necesario liquidar aquel partido de la vergüenza en Riazor. El Deportivo dejó al Fuenlabrada fuera de la promoción de ascenso que aupó al Elche a Primera. Junto al cuadro ilicitano, se metieron en la pelea el Zaragoza, el Girona y un Almería en el que Barbero buscaba su primer gol. No tuvo éxito el ariete, ni tampoco el cuadro andaluz. De haber superado los cruces, es probable que el delantero no vistiera hoy de blanquiazul. Había vuelto a casa ese curso, cedido por Osasuna, con una opción de compra obligatoria en caso de retorno a la máxima categoría. Eliminado su equipo, él acabó militando la siguiente campaña en el Alcorcón.
Con los madrileños pisó de nuevo los Juegos del Mediterráneo (entonces, el estadio aún se llamaba así). Pasó más de una hora sobre el césped, sin llegar a marcar. Sus únicos goles al servicio del club rojiblanco (9 en 17 encuentros) los hizo en la temporada 2016-2017, cuando se dio a conocer enrolado en el juvenil de División de Honor.
Este domingo (18.30 horas, LaLiga Hypermotion) tendrá una nueva oportunidad. Es muy probable que salte al campo entre los titulares, consolidado su estatus también bajo la dirección de Óscar Gilsanz. Recuperó la condición en el duelo contra el Racing de Santander que le costó el puesto a Imanol Idiakez (el único que ha perdido el Dépor con Barbero en el once inicial) y ha contado con la confianza del nuevo entrenador. Ante el Eibar firmó una actuación notable, incluyendo un par de envíos que colocaron a David Mella frente al meta rival; sin embargo, no logró aumentar una cuenta anotadora que registraba ya un par de dianas, producidas en las últimas salidas del conjunto coruñés.
Podría ser el comienzo de una racha que le lleve a estrenarse por fin en el Almería Stadium (hace un año cambió su denominación) delante de un nutrido grupo de amigos y miembros de su entorno familiar. Si no varían los planes, cerca de medio centenar de quienes pueblen la grada este domingo procederán de Aguadulce, de El Parador o de Roquetas de Mar. Localidades asociadas al clan de los Barbero, que incluye dos afeitadores y otros tantos futbolistas: José Antonio e Iván.
Ambos pasaron por el club más importante de la provincia. El padre del futbolista del Deportivo fue portero y su última cita bajo palos fue un 0-2 contra el Leganés. El argentino Calandria, con un doblete, le impidió salir imbatido de aquel duelo de Segunda, en la jornada 40 del curso 2002-2003. Su hijo amagó con dar continuidad a una saga de metas, pero pronto le aburrió la inactividad y decidió buscar acción en el área rival. Allí exhibió acierto en varios equipos menores hasta que el Almería lo contrató para alternar entre el juvenil y el filial. Una época durante la que llamó la atención en El Sadar, donde su progenitor también había dejado huella profesional años atrás.
Tardó dos campañas y media en regresar, a préstamo, a la escuadra rojiblanca, que lo reclamó en el mercado invernal del curso 19-20. Pese al interés, no le dieron demasiada bola: participó en diez choques, pero solo en tres pudo pasar más de un cuarto de hora sobre el césped y únicamente figuró entre los titulares en un encuentro sin nada en juego, al final de la fase regular.
La escasez de oportunidades y el ascenso frustrado le llevaron a emigrar de nuevo y, tras defender a alfareros y rojillos, Barbero se unió al proyecto coruñés. Al Dépor le aportó once dianas, ayudando a sacarlo de Primera RFEF. Ya en el fútbol profesional, amenazaron con volver a racanearle los minutos. Él ha perseverado y caído en gracia. El lunes se retiró entre aplausos, pese a no anotar. Guarda los goles para el fin de semana. Hay que romper un gafe. Como testigo, su clan.