La madrileña, después de haber logrado el ascenso a la Liga F, abandona el club tras dos años en el cargo y con el equipo en puestos de descenso
23 nov 2024 . Actualizado a las 23:32 h.Primero Imanol Idiakez y, después, Irene Ferreras. En el plazo de un mes, el Deportivo ha destituido a los entrenadores del primer equipo masculino y femenino. Dos figuras sobre las que asentaban sus respectivos proyectos.
«Estamos en noviembre... Creo en el proceso, y, cuando me sale cruz, trato de pensar que hay cosas que mejorar, pero también hay otras en las que estamos por el buen camino. Me siento capaz de sacar adelante los objetivos. La diferencia entre ascender o descender en las últimas temporadas ha sido de dos puntos», había reconocido Ferreras antes de la última jornada. Esa semana el Deportivo había dejado claro el ultimátum a la madrileña: todo lo que no fuese una victoria en su visita de este sábado al Sevilla conllevaría su destitución. Y, tras una reunión celebra hoy entre los integrantes del club, se comunicó el cese de la entrenadora.
Los resultados obtenidos en el regreso a la Liga F dejaron en una situación muy crítica a Ferreras. El equipo acumula seis derrotas en diez jornadas. Y tan solo un empate. Unos números que no empañan lo determinante que ha sido su figura para entender el éxito del Dépor desde su llegada.
La madrileña recaló en A Coruña en el 2022. Lo hacía después de una temporada convulsa con Miguel Llorente en el foco. El técnico había recibido una denuncia anónima por un supuesto trato inapropiado y vejatorio por la que se le llegó a apartar del cargo durante unos encuentros. Todo ello terminó afectando a un equipo que, en vez de luchar por ascender, tuvo que hacerlo para no bajar a la tercera categoría del fútbol femenino nacional.
La llegada de Ferreras supuso un nuevo comienzo. Enderezó el rumbo del proyecto con una gestión espléndida durante sus años al frente del Deportivo. A la madrileña la avalaba su experiencia previa en equipos como el Rayo Vallecano, el Valencia o el Real Madrid, donde fue la segunda de Toril. Con ella al frente, el conjunto blanquiazul compitió desde el primer día.
De hecho, en su primera temporada, el ascenso se le escapó de las manos en la recta final. Se quedó en dos ocasiones a solo un gol de lograrlo. La campaña pasada, y después de únicamente perder dos encuentros en toda la liga —ante el filial del Barcelona y el Espanyol—, consiguió devolver al Dépor a Primera División.
«La clave del éxito fue la continuidad de las jugadoras y de las ideas. Se ha tenido paciencia para dejar trabajar y se ha depositado confianza en lo que se hace. El objetivo que me marcaron fue ascender en dos temporadas, y sentía que íbamos por buen camino en todo momento», expuso la entrenadora en una entrevista a La Voz tras el ascenso.
Pero más allá de todos los números y logros, Ferreras fue capaz de crear en el vestuario un ambiente especial, de unión entre las jugadoras. Algo fundamental que se trasladó al terreno de juego.
Irene ya vivió un verano con incógnitas. Aunque había alcanzado los retos que le había encomendado el Dépor, el club confirmó su continuidad al frente del equipo mes y medio después de haber logrado el ascenso. Ahora, dos años después de su llegada y con poco margen de tiempo para trabajar y asentar al equipo en la nueva Liga F, Irene Ferreras emprende el camino de vuelta. En su maleta, un ascenso y el eterno agradecimiento del deportivismo.