El francés repetirá como titular en el Nuevo Mirandilla, aportando al equipo un reconocido empujón anímico que suma a su rendimiento como central
28 nov 2024 . Actualizado a las 22:25 h.Fue una acción residual. O lo habría sido, si cualquier otro futbolista del Dépor le hubiera limpiado aquel balón a Jonathan Dubasin. Pero el jugador del Sporting de Gijón pasó la tarde emparejado con Pablo Martínez, así que, llegado el minuto 71, cuando el atacante rojiblanco trató de completar la pared con Guille Rosas, fue la bota derecha del central francés la que lo impidió. Quedó el balón sin dueño, al alcance del pasador y del zaguero, y este último lo tocó primero, para desplomarse en pleno duelo y sacarle la falta al adversario. Una infracción que no mereció tarjeta ni otorgó ninguna ventaja al conjunto blanquiazul (a 90 metros del área contraria); sin embargo, Pablo la celebró lanzando el puño al aire y chocando palmas y pecho con un Rafa Obrador relativamente sorprendido por la reacción de su compañero.
Los pocos meses del carrilero en A Coruña le han bastado para captar la intensidad contagiosa del defensa de Martigues, capaz de encender una grada (la afición, por supuesto, respondió con euforia a la euforia del hombre del 4) tras vencer cualquier pulso menor. «Es un grandísimo capitán, de los que lo dan todo dentro y fuera del campo, y hay que agradecer cómo se comporta cuando juega y cuando no. Es un diez, siempre ayudando», elogiaba ayer Mario Soriano, con una reflexión similar a la que dejó Dani Barcia a finales de septiembre: «Estuvo muy bien, ayudándome en todo momento y diciéndome en el descanso alguna cosa que debía mejorar. Se lo agradezco muchísimo, es un ejemplo a seguir para todos. Un compañero de diez y un jugador de diez, es un placer compartir vestuario con él». Palabras de canterano acerca de la reacción, el día del debut profesional, de un presunto competidor por la plaza de central zurdo.
Una lesión muscular en el recto anterior de la pierna derecha del jugador formado en Abegondo evitará a Óscar Gilsanz tener que elegir este sábado en Cádiz (18.30 horas, LaLiga Hypermotion), donde repetirán los Pablos. La baja de Barcia se suma a la de Mohamed Bouldini. Otro con una conexión especial con el veterano futbolista (35 años). A él le dedicó el ariete su único tanto esta campaña (el del empate con el Eldense). El propio Pablo Martínez le había anunciado la diana: «Hoy marcas seguro». Llevaba entonces el galo cinco partidos como animador en el banquillo, perdida la condición de indiscutible que mantuvo en los dos cursos en Primera RFEF y que le valió la renovación, culminado el ascenso.
En la jornada 16 retornó al once, sin que la inactividad le hubiera pasado factura. Pronto corrigió un error de su socio, impidiendo que Juan Otero se plantara con el cuero controlado frente a Helton Leite. Se cruzo delante del colombiano, le ganó la pelota y la cedió luego de tacón, provocando los primeros aplausos de la hinchada.
La afición ha mostrado también debilidad por el cangrejo, que sumó cinco despejes y venció ocho de sus diez duelos. Entradas, solo hizo una, pero fue la que quedó como resumen de su encuentro: evitó una contra, llevándose por delante la bola y a Nacho Martín, que quedó resentido sobre el césped. Ni un vistazo le echó el zaguero, de nuevo ovacionado por la contundencia.
«Cambié mi forma de entrenar, entreno muchísimo más duro —detallaba el miércoles—. Estaba contento de volver y poder demostrar que ya estaba. Pasé una semana genial; me vino la alegría de entrenar, que costaba un poco motivarme cada día. Además, a mi edad, que sé que pronto se va a acabar, estoy disfrutando un montón». No es el único.