El año 2025 empezaba en forma de bajas para el partido en Málaga. A las de Escudero, Barbero y Villares se sumaba la del 7 blanquiazul poco antes de iniciar el duelo. Óscar Gilsanz, fiel a su estilo, repitió el 1-4-2-3-1 apostando por reforzar el doble pivote con Mfulu y Jurado, dando libertad a Soriano en la mediapunta.
El plan ofensivo parecía claro, en ataque posicional priorizar la búsqueda de sus jugadores diferenciales: en el carril izquierdo a la pareja Yeremay-Obrador mientras que en el perfil derecho a David Mella para trabajar el espacio. Durante el primer tiempo fueron las dos grandes fuentes en las que bebía el ataque deportivista, generando prácticamente en cada acción y pudiendo sumar en el electrónico con ocasiones claras.
Todo ello a pesar de la poca o nula presencia de Bouldini en la dinámica ofensiva, totalmente desapercibido y resaltando más el trabajo del ausente Barbero. En el plano defensivo, el conjunto de Gilsanz sigue demostrando mejoría en cuanto a solidez defensiva, con un doble pivote muy posicional y defendiendo en bloque medio-bajo sin sufrir apenas.
A sabiendas que un Depor en transición aumenta exponencialmente sus números anotadores, el conjunto local adelantó lineas hundiendo cada vez más la línea defensiva herculina. Sin embargo las ayudas constantes del doble pivote paliaban los intentos de superioridad del cuadro andaluz en los carriles laterales. Para mas inri, los extremos deportivistas descansaban algo más de lo habitual gracias a su gran trabajo. En un contexto de partido abierto, el caldo de cultivo estaba servido, y más cuando Yeremay Hernández es el cocinero.
El canterano exhibió todas sus virtudes: uno contra uno, velocidad, capacidad de asociación, limpiar las jugadas, definición…en definitiva, un talento innato. Uno de los mejores directores de Hollywood, George Lucas, dijo una vez que «todo el mundo tiene talento, sólo hay que moverse para descubrirlo». Lo negativo es que no fue suficiente para traer los 3 puntos de vuelta a casa. Tomemos nota mirando a Abegondo.