Menores de 16 años consumen en Vigo hasta siete tipos de drogas sintéticas

A. MAGRO / N. SÁINZ VIGO

VIGO

La policía, los jóvenes y los traficantes coinciden en que es fácil conseguir pastillas por un precio que oscila entre los seis y los doce euros La tragedia de Málaga ha abierto los ojos a la sociedad de este país. La muerte de dos jóvenes por consumo de pastillas ha dejado patente que las drogas sintéticas se han convertido en algo más que una moda pasajera e inofensiva. En Vigo, los jóvenes acceden a siete variedades del éxtasis. Según confirmaron los consumidores de estos estupefacientes y la policía, comprar estas sustancias es cada vez más fácil en la ciudad. Su precio oscila entre los seis y los doce euros, en función de la cantidad pedida y de si el comprador es un cliente habitual. Las pastillas proveen de «gasolina» a quienes acaban la fiesta en los «after-hours».

05 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

En pleno apogeo de la batalla contra el botellón y el consumo indiscriminado de alcohol, las autoridades han descubierto las consecuencias de un drama ya antiguo: el consumo de drogas sintéticas. El pasado fin de semana, dos jóvenes murieron tras ingerir pastillas de éxtasis. La tragedia se produjo en Málaga, pero la proliferación de drogas sintéticas en otras ciudades ha desatado la alarma entre los padres y las autoridades policiales y sanitarias. Sin ir más lejos, en Vigo la policía informa de que se ha detectado la distribución de hasta siete tipos diferentes de derivados del éxtasis. Ocultos bajo nombres de apariencia tan inofensiva como Smile, Labios Azules, Coronas, Diamantes, Mariposa, Pollas Voladoras y Buda, estos conglomerados de sustancias químicas de toda laya están a la venta por un precio inferior a doce euros, tal como confirman los propios traficantes. El bajo coste de estos productos euforizantes ha provocado que los jóvenes hayan reducido el consumo de drogas tradicionales como la cocaína. La diferencia de precio es grande: el gramo de coca se vende a 10.000 pesetas -8.000, para un comprador habitual-, pero el éxtasis puede conseguirse por 1.000 pesetas, a precio de amigo. Tanto la policía como los propios consumidores de pastillas coinciden en que a esta situación contribuyen los locales nocturnos. Según explican los jóvenes, las discotecas permiten el paso a altas horas de la madrugada a chavales menores de 15 años, que entran en contacto con la droga en algunos de estos bares. Música y pastillas En Vigo existen más de diez locales que abren desde la madrugada hasta la tarde del día siguiente. Popularmente conocidos como after-hours, estos centros nocturnos basan su éxito en la música tecno-house y en un horario más que flexible. Algunos porteros de discoteca aseguraron a La Voz que este tipo de música, de ritmo trepidante y machacón, invita al consumo de drogas. «Es imposible aguantar ese ruido durante más de una hora sin meterse algo», apuntan. Ese algo al que aluden los porteros no es otra cosa que pastillas de éxtasis y rayas de cocaína. La necesidad de energía sintética es tal que algunos de estos juerguistas consumen hasta quince pirulas en una noche, según confiesan los propios compradores de éxtasis.