Uno de los empresarios más significados durante la transición política fue Luis Olarra. Su valor lo puso a prueba cuando advirtió a los terroristas de ETA que no pagaría ni una peseta del denominado «impuesto revolucionario» y que si la banda atentaba contra su vida él había dado orden a determinadas personas para que, utilizando sus mismos métodos, atentasen contra los militantes de ETA y sus familiares. A finales de mayo de 1978 estuvo en Galicia, manifestando en A Coruña el descontento de muchos empresarios, empezando por él mismo, con UCD. «El Gobierno -dijo- tiene la obsesión de aparecer ante el país como izquierdista, para que el país olvide sus antecedentes franquistas». Al mismo tiempo, se hacía público que en los últimos tres meses había aumentado en cien mil personas el número de parados. Según Olarra, ello se debía al excesivo proteccionismo de la legislación de trabajo.