OPINIÓN | O |
08 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.NO CABE duda que los acontecimientos de los últimos días, son situaciones proclives a que los grandes intelectuales, ante grandes decisiones como las que se han tomado, queden contrarrestados en lo que pudieran pensar. En definitiva se les pone al pairo ya que los hechos estaban consumados de antemano. Reconozco que existen situaciones en las que una sonrisa, unas palabras o un gesto de amabilidad pueden diferenciar. Porque con ser muy importante lo que estamos percibiendo, la vivencia es fiel reflejo de lo que la sociedad española es y quiere ser. Las sentidas reflexiones que se han producido me hacen recordar que, no tan sólo somos españoles, sino ciudadanos del mundo, que queremos vivir en paz y que para ello a veces necesitamos gestos grandiosos. Los ciudadanos de paz no necesitan en la mayoría de los casos, enarbolar grandes símbolos, ni grandes frases, al contrario «a río revuelto, ganancia de pescadores»; siendo los pescadores aquellos que se frotan las manos en situaciones que a veces parecen espectaculares. Ahora que, en la capital del reino se ha hecho la luz en una aventura sorprendente y diferente, porque no hay ninguna duda que el éxito para todos en la vida, es sentirse querido, que, acompañado con la confianza en sí mismo es, quizás, el primer secreto del éxito. A veces, es curioso el sentido común, que nos ayuda en ocasiones a tomar sabias decisiones. Pero cuando se habla institucionalmente deben existir interconexiones e interdependencias, con alto sentido estratégico para afianzar la estabilidad y buscando un entorno adecuado familiar y de la sociedad en que se está inmerso, sin dejar de lado el aspecto afectivo. Llegados a este punto, parece evidente que cuando ya se pasa de la adolescencia y se clama no sin tiempo el derecho a la independencia con respecto a sus mayores; hemos llegado sin lugar a dudas a dar un paso necesario para el desarrollo de las personas que se ven implicadas. El paso del tiempo no se ha detenido, ya que con ilusión, dos personas rompiendo moldes y tópicos, pueden rehacer el mundo. Todo es empezar, incluso aquí. Tal vez con este sueño, sólo quiero desearles que lo disfruten con los cinco sentidos ya que reúnen todas las condiciones para ello. En definitiva, desde mi modesta opinión, solo hizo falta soñar.