OPINIÓN | O |
30 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.NO CABE duda que, los últimos acontecimientos y decisiones que se han tomado por los Gobiernos de España y Portugal, así como por sus principales actores empresariales, no hacen más que profundizar en una realidad económica interdependiente. Sin embargo, ese clima de oportunidades que se ha creado con el camino del esfuerzo por parte de las empresas a ambos lados, no supone ninguna garantía, pero sí motivos de esperanza cierta que supone que podamos ganar en una mayor sensibilidad entre ambos países. Es el momento en el que los actores fundamentales, administraciones y mundo empresarial de ambos países; deben ir más lejos, hasta donde vaya el futuro, uniéndose para competir y necesariamente adaptándose a las realidades y asimilando que hay que tener voluntades de cambio, con optimismo y siempre ganando en confianza. Así consolidaremos el mercado ibérico. Pero siendo cierto lo anterior también debemos tener en consideración, y las pruebas lo demuestran, que aún recibiendo ayudas a través de los fondos estructurales de la UE, estaríamos en mejor posición, la convergencia de los países de la península ibérica no ha llegado a la media europea, lo que demuestra también que la búsqueda de la misma en un espacio económico no es automática. El mercado está servido. Aprovechémoslo.