Reportaje | Una empresa aérea de Ponteareas fue clave para la película Imaginación, creatividad y tecnología de última generación evocan el sueño de Sanpedro, una de las escenas más emotivas del último film de Javier Bardem
25 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.?a empresa Aeronaves del Noroeste (Airnor), con sede en Ponteareas, es la responsable de la realización de las fantasias del protagonista de Mar Adentro, una de las escenas más emotivas de la película. El vuelo de Ramón Sanpedro comienza en una cama, donde vive desde que el accidente lo dejó tetrapléjico, para finalizar en el mar, lugar donde perdió su tan ansiada libertad. Las escenas se rodaron hace casi un año, en un paraje situado al norte de las dunas de Corrubedo, en una localidad cercana a Santa Uxía de Ribeira. «La principal dificultad fue encontrar un entorno verdaderamente inhóspito, donde ninguna edificación artificial interrumpiese el viaje mental de Sanpedro», explica Julio Dorado, director de operaciones de Aeronaves del Noroeste. Trabajar fuera Las imágenes aéreas son el resultado de todo un día de trabajo con más de seis horas de vuelo, aunque en la cinta su duración no supere los tres minutos. El cuerpo técnico gozó de total libertad para ejecutar su tarea. El lugar, el recorrido y los cambios de rasante en el planeo fueron elección exclusiva del director de operaciones. La escasa participación de esta empresa en producciones cinematográficas y el hecho de que desarrolle el 90% de su actividad fuera de Galicia ha obligado a importar parte del material técnico, como el sistema Wescam. Gracias a su reducido tamaño, este método de última generación, que fue exclusivamente trasladado desde Bélgica, permite una mayor movilidad y agilidad de enfoque y de encuadre. Por otra parte, su elevada calidad digital hace de este soporte el más adecuado para el cine. El equipo de rodaje estaba integrado por el piloto del helicóptero, el operador de cámara y el director del film, Alejandro Amenábar. Dorado admite estar positivamente impresionado por la actitud de Amenábar, que en ningún momento intento imponer un método específico de trabajo. «Hay dos tipos de directores. Los que por ignorancia piden cosas imposibles y los que, por el mismo motivo, se dejan aconsejar. Amenabar entra en el segundo grupo», aclara el director de operaciones.