Reportage | Patrimonio local La empresa hotelera AC comienza a rehabilitar próximamente el hotel trazado por el arquitecto gallego Jenaro de la Fuente a finales del siglo XIX
13 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.Eran ya sus últimos años cuando la cafetería del Hotel Universal se mostraba como un lugar decadente, donde las prostitutas y travestís de García Olloqui entraban a tomar un café antes de iniciar la eterna espera nocturna. Lejos quedaban aquellos tiempos en los que sentarse en la terraza del Universal, a la sombra de sus árboles y rodeados por el medio seto, era símbolo de poderío económico. El pasado 30 de mayo se cumplieron 116 años desde que el ferrolano vigués Jenaro de la Fuente rubricase el proyecto del Hotel Universal. El constructor del edificio fue Benito Gómez González, padre de los arquitectos Benito y Manuel Gómez Román, quien sólo levanta, en un primer momento, la parte oeste del edificio, es decir, la que cae hacia la calle Carral. Tal como cuentan Jaime Garrido y José María Iglesias en el libro Vigo: Arquitectura urbana , el aspecto final del hotel se remató en 1904, con la ampliación del mismo hacia la calle García Olloqui. Esta fase siguió el mismo esquema que proyectó Jenaro de la Fuente. Poco antes, en 1889, la corporación municipal declaró plaza pública el espacio situado ante la fachada, es decir, donde ahora está la horrenda marquesina metálica. El Hotel Universal repite algunos de los esquemas arquitectónicos plasmados por Jenaro de la Fuente en el edificio Bárcena, en la esquina de Velázquez Moreno y Policarpo Sanz. Hasta que fue cerrado a mediados de los años ochenta, el edificio no sufrió ninguna modificación Aspecto sentimental Por encima de su valor arquitectónico, que lo tiene, el Hotel Universal representa para varias generaciones de vigueses un símbolo de la luz veraniega de la ciudad. Una luz que se escondía entre la frondosidad de los árboles de su terraza; unos árboles pintados de blanco hasta media altura. Y, sobre todo, la orquesta. Si sólo unos pocos podían sentarse en las mesas de la terraza, muchos eran los que rodeaban el seto, desde la vía pública, para escuchar a las orquestas que amenizaban las tardes y las noches del verano. Junto a las mejores orquestas, como Los Magos de España, la terraza del Universal acogía entonces las actuaciones de cantantes de tronío como la siempre activa Olga Ramos. Pero todavía otra actividad del Universal formará parte eternamente de la vida de muchos vigueses. Sus salones laterales acogieron los convites de numerosas bodas. Este un espacio que durante la década de los ochenta representó perfectamente el ocaso del hotel, al acoger un salón de recreativos. Tras su cierra, muchos fueron los pretendientes que quisieron poseer espacio tan privilegiado. Desde la Autoridad Portuaria, hasta un casino, quisieron hacerse con este edificio. No obstante, quiso el destino que el nuevo inquilino destine el edificio al hospedaje de calidad, objetivo que siempre cumplió desde sus orígenes. Hasta la década de los años setenta, el edificio compartió calle con el Hotel Continental, las dos primeras instalaciones hoteleras de la ciudad que veían los pasajeros que desembarcaban en el puerto de Vigo.