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Solas ante la maternidad

Laura Míguez Rúa
L. Míguez VIGO

VIGO

M. MORALEJO

Reportaje | Hogar de Santa Isabel Cerca de veinte madres fueron acogidas en 2005 en el centro para adolescentes embarazadas, que ahora tiene como usuarias en su mayoría a extranjeras sin recursos

23 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Solas. Como la película de Benito Zambrano, como la canción de Diana Navarro. Como las madres que llegan cada año a la residencia de Santa Isabel, un centro que se convirtió en un hogar el año pasado para cerca de 20 mujeres que acudieron a él. No solo sus pequeños, bebes o menores de dos años, dieron sus primeros pasos allí, ellas también. Los primeros pasos para su independencia. Concebido como un centro para adolescentes embarazadas que nació en 1975, en la actualidad sus usuarias han cambiado en la forma, pero casi nada en el fondo. Ahora el perfil mayoritario es el de extranjeras, solteras y sin recursos que se encuentran entre los 20 y los 30 años. Aunque detrás de cada una hay una historia. Proceden de Nigeria, Rumanía o Rusia, pasando por cinco de Pontevedra, la provincia española con más internas. En su estancia, que varía de tres meses a un año, han aprendido a vivir por y para dos. O por lo menos una parte de ellas, puesto que 6 de las 17 consiguieron lograr su autonomía y un trabajo durante el año pasado. Talleres A esta supervivencia compartida han ayudado las religiosas y el resto de personal que trabajan en la residencia, que este curso permanecerá cerrada para ampliar sus instalaciones, en la actualidad con capacidad para once chicas. Para potenciar su autonomía se imparten talleres que varían desde cocina a economía doméstica. También aprenden a buscar trabajo y algunos conceptos sobre cultura general y alfabetización. Por supuesto, las fechas señaladas tampoco se les escapan. Crear postales para Navidad o disfraces para sus niños son otras de sus tareas. A ello se unen las visitas a fiestas, romerías u otras celebraciones que se encargan de amenizar la estancia de estas madres. Entre los temas legales en los que se ayuda, se encuentra la tramitación de la tarjeta sanitaria, el empadronamiento, el documento de identidad o, en casos especiales, procesos de separación y divorcios. El personal también intenta potenciar las relaciones familiares, entre lo que es de gran ayuda la incorporación en 2005 de una psicóloga al equipo de trabajo. «Ella se encarga de hacer con las chicas terapia de grupo y sesiones individuales», comenta la trabajadora social, Olalla Pérez Molares. Se intenta también promover que las usuarias utilicen su tiempo libre de una forma participativa y lúdica, para lo que se les enseña manualidades como la fabricación de portarretratos, pendientes o cuadros de tela. Otro punto de interés, por su situación médica, lo suponen las clases de preparto y posparto, a la que el año pasado acudieron tres chicas. Y es que es necesario apuntar que convivió prácticamente el mismo número de jóvenes embarazadas, siete, que con niños menores de dos años, ocho. Jornada Todas estas actividades y las tareas diarias dejan poco tiempo a las jóvenes, cuya jornada diaria. En el centro el día empieza a las 8.00 horas con el aseo, el desayuno y la limpieza de las instalaciones. A partir de las 10.30 tienen lugar los talleres y las citas médicas, último paso previo a la comida. Por supuesto, los niños marcan la jornada, dejando tiempo dedicado para sus comidas, su baño y tiempo libre para paseos.