
Los hijos de un letrado vigués continuaron la demanda contra el programa «¿Quién sabe dónde?» Su cliente había denunciado a Paco Lobatón por falta de neutralidad periodística
24 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.?l Tribunal Constitucional ha otorgado su amparo a los abogados vigueses Viana tras doce años de pleitos. Los hijos continuaron la labor del padre, quien falleció en 1998 sin ver confirmada su victoria legal. Viana defendía a un vecino vigués que acusó al presentador Paco Lobatón, del programa televisivo ¿Quién sabe dónde? de carecer de neutralidad periodística. Dicho espacio estaba especializado en buscar a personas desaparecidas. La sentencia dictada por el Constitucional deja cerrado un conflicto judicial que comenzó en abril de 1995. «Se trata de un tema sentimental. Yo había terminado la carrera cuando me uní a mi padre en este caso, al que también se incorporó mi hermana después. Mi padre falleció en medio del proceso y nosotros seguimos. Llegamos con un acuerdo con el cliente, que ya iba a desistir, porque sabíamos que hasta que no hubiese sentencia del Constitucional el trabajo no estaría terminado», afirma el letrado Pablo Viana. La batalla judicial planteó desde el principio un conflicto entre dos derechos fundamentales de la Constitución Española: la libertad de expresión y el pluralismo informativo frente al derecho al honor. El querellante se quejaba de que el programa había dado alas y azuzado a dos hermanas que acusaban a su cuñado de asesinar a su ex esposa, Amalia Calero Sierra, que desapareció en 1984, y tirar el cadáver por el puente de Rande. El sospechoso fue interrogado y liberado varias veces a lo largo de una década. Las hermanas de la desaparecida insistieron en el programa de televisión en incriminar al marido, un visitador médico. Polémica entrevista Lobatón entrevistó a las hermanas en el plató. Antes, hizo esfuerzos para buscar la versión del acusado y un equipo timbró a su casa de Vigo pero éste se negó a contestar a las preguntas de los reporteros. «Nadie comprobó si la policía había dejado en paz al sospechoso. El tono del reportaje previo era claramente incriminatorio. Le señalaron como culpable ante millones de espectadores en un programa de máxima audiencia», dice Viana. Debido al linchamiento mediático, el cliente tuvo que dejar su trabajo y cambiar de casa y de barrio. Luego, denunció a las cuñadas que le habían acusado, a TVE y al presentador por haber dañado su honor y su imagen en su faceta de reconocimiento social. El despacho vigués ganó el 21 de febrero de 1997 el primer juicio, celebrado en un juzgado de Primera Instancia de Madrid. El juez condenó a TVE a pagar una indemnización. Los perdedores presentaron un recurso y la Audiencia Provincial de Madrid dio la razón a Lobatón el 21 de diciembre de 1998. «Esta derrota no la llegó a ver mi padre porque falleció seis días antes», recuerda Viana. El 25 de octubre del 2004, una sentencia de casación del Tribunal Supremo también absolvió al presentador y a TVE. La batalla continuó en el 2004 con un recurso de amparo ante el Constitucional, que el pasado día 8 anuló las dos sentencias que exculpaban al programa televisivo. «No ha habido justicia debido a la enorme dilación», dice Viana. El proceso concluirá en el 2008 cuando el cliente pida ejecutar la sentencia.