vigo | La actual realidad urbanística de Vigo viene dada por el total incumplimiento de los planes y proyectos diseñados para la ciudad en su reciente historia, por un excesivo interés particular de su oligarquía, el peso de la especulación y la falta de poder de los políticos locales.
Esa es una de las conclusiones a las que ha llegado la Universidad de las Islas Baleares en un trabajo realizado por el profesor de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Letras, José González Pérez, que identifica a Vigo como una de las muestras más significativas de desorden urbano de entre las ciudades medias del Estado.
Comparación
González, que compara en su estudio el crecimiento de Palma de Mallorca con el de Vigo, estima que la expansión poco planificada de la ciudad «facilitó el asentamiento de nueva población que edificaba sin atenerse a normas urbanísticas».
El especialista balear mantiene que la burguesía llegada del exterior en el siglo XIX «no tenía ningún tipo de apego social con la ciudad y el núcleo histórico no le ofrecía comodidad e imagen a los nuevos ricos».
Ese condicionante marcó para siempre el devenir urbanístico de la ciudad de Vigo, donde primó en su desarrollo, según la tesis del profesor balear, la búsqueda individual de espacios y terrenos con los que enriquecerse sin ningún tipo de planificación global, incumplimientos legales y una explotación al máximo de las posibilidades constructivas.
La debilidad administrativa de Vigo cierra el círculo, según José González Pérez, del urbanismo que vive hoy la mayor ciudad de Galicia «donde siempre se aspiró a dominar y no a ordenar».
A diferencia de Palma, Vigo no contó en su fase de crecimiento con grandes terrenos propiedad de la Iglesia, que en el caso de la isla sí sirvieron para dotar a la ciudad de parques, servicios y grandes plazas.