El congreso nacional de cirujanos plásticos y reparadores que se celebra en Zaragoza ofreció una noticia sorprendente: cada vez se detectan más casos de personas que acuden a la consulta para rehacerse un tabique nasal destrozado por el consumo sistemático de cocaína. La otra conclusión llamativa es el aumento de pacientes de otras razas -habitualmente inmigrantes- que pretenden occidentalizar sus rasgos.
Del primer grupo da fe el doctor José María Palacín, cirujano plástico del Centro Médico Teknon de Barcelona: «Desde la especialidad de cirugía plástica, reparadora y estética, hemos notado las repercusiones de este aumento en el consumo de cocaína y estamos colaborando en el abandono de esta adicción por parte de los afectados a través de la reconstrucción del tabique nasal». La tasa de consumo de cocaína en España supera por primera vez la de Estados Unidos y cuadruplica la media europea, según datos de la ONU.
Esnifar esta sustancia tiene muchos perjuicios en la salud, uno de los cuales es dañar el tabique: «Cuando el consumo de cocaína es excesivo y habitual en la misma zona, la falta de riego se hace casi permanente y se resienten o mueren todos los tejidos en contacto con esta sustancia». Es decir, «en una exploración, los cirujanos plásticos nos encontramos con un orificio de lado a lado del tabique», detalla Palacín, quien ha visto muchas narices deformadas, torcidas y sin tabique.
La reconstrucción se realiza reemplazando el cartílago y las mucosas dañadas por los mismos tejidos extraídos de otras zonas del cuerpo, como son el pabellón auricular, la costilla o el antebrazo. «Es un falso mito el que se coloque un tabique de platino; es mentira, no es factible», aclara. Lo importante es que, tras esta operación, el consumidor ha de dejar la cocaína porque, si no, en dos días volvería a la misma situación.
La rinoplastia estética de los inmigrantes es la otra tendencia. Desde sudamericanos a rusos, todos los pacientes buscan afilar la nariz, hacerla más anglosajona, no para tenerla perfecta sino para pasar inadvertidos.