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Bronceados para un verano nublado

La Voz

VIGO

El calor marca el inicio de la temporada alta del color artificial: por paradójico que sea, las clínicas echan humo estos meses para «tostar» a quienes no pueden ir a la playa

10 jul 2008 . Actualizado a las 11:49 h.

Son muchos, los más afortunados, los que esta semana han decidido apagar sus ordenadores, recoger bártulos, hacer maletas y poner en marcha todos aquellos planes veraniegos que, desde hace algunos meses, se dejaban entrever entre minuto y minuto de repentina desconexión laboral. Ha llegado el momento de despedirse de los compañeros de chollo y tomar rumbo a ninguna parte dispuesto a volver con las pilas cargadas. Mientras, en la otra cara de la moneda, quedan los más desafortunados, aquellos que se conformarán con tomar la alternativa del bronceado artificial, algo que muchos consideran como la mentira más colorista y práctica del momento. «El número de clientes en esta época del año no varía, la gente que trabaja y no tiene tiempo, sigue utilizando este método para ponerse moreno», asegura Begoña, responsable del centro de estética Evosol.

Desde que la tiranía del bronceado impuso su yugo, los centros de estética más avanzados ofrecen a sus clientes la posibilidad de obtener un tostadito 100% libre de rayos UVA. La tecnología permite que en unos segundos sea posible salir teñido con un tono de piel similar al de un playero caribeño. Para ello no hace falta sol ni rayos: solo cremas de color.

«Milagro o no de los avances dermatológicos, lo cierto es que este bronceado de solución micropulverizada y realizado a base de caña de azúcar es la demanda principal de las personas a las que les cuesta coger color o necesitan obtenerlo para ocasiones puntuales o urgentes». Así, tal y como señala una empleada del centro solar Sol Pleno, aunque los rayos UVA sean la opción más recurrida, existe mucha demanda de bronceado natural, sobre todo en menores de edad, puesto que su aplicación no implica ningún peligro para la piel: es como un maquillaje de larga duración.

Luciendo palmito

De esta manera, ¿quién no estaría dispuesto a pasear palmito por una oficina recalentada por el uso de los ordenadores y formar parte dele grupo de sufridos currantes sin vacaciones ni playa, mientras luce un moreno envidiable? Resulta artificial, sí, pero resulta.

Los meses de mayor demanda, la temporada alta del color artificial, cuando se empiezan a ver los primeros «tostados de lámpara» por las calles viguesas, llegan en los meses de primavera. Es entonces cuando la gente, se vaya o no de vacaciones, comienza a adaptar su piel a la exposición posterior. La clientela habitual se mueve entre los 18 y los 40 años de edad. «Los más jóvenes lo hacen por una cuestión de moda o de estética y los mayores más por cuestiones de salud», tal y como señala la encargada del centro de bronceado Icaria.

Los trabajadores y encargados de los centros han tenido que superar una formación específica de prevención de problemas dermatológicos, que les permite ofrecer asesoramiento personalizado a los clientes. «Lo más importante es saber también hacer de psicóloga del cliente, además de asesorarle», señala la responsable de Icaria.

De este modo, los centros tratan de vestirse con una imagen de calidad y salud que les aleje de los prejuicios que aún hoy rodean al denominado «moreno de lámpara». «Desde luego es más saludable que quemarse al sol», advierten en los centros. De ahí su éxito, que permite a muchos superar los nublados con un buen moreno. De lámpara, claro.