Una empleada del hogar acusada de hurto alega que su patrona le regalaba efectos que «iba a dar a los pobres»
VIGO
La Fiscalía pidió ayer que la empleada de hogar A.B.S., vecina de Vigo, sea considerada culpable de un delito de hurto con el agravante de abuso de confianza. Al parecer, la sospechosa había sustraído ropa de marca y joyas de oro a la dueña de la casa y de la academia donde prestaba sus servicios de limpieza. La acusada alegó en el juicio que se celebró ayer en el juzgado de lo Penal número 2 de Vigo que, en realidad, dichos efectos se los había regalado su patrona porque los «iba a dar a los pobres» y prefería que antes se los quedase la empleada.
La excusa de la asistenta no convenció a la fiscal. El Ministerio Público acepta que la dueña donase a la caridad un par de polos de Ralph Lauren valorados en 75 euros como mínimo cada uno pero descarta que también regalase a la beneficencia sus joyas.
La patrona declaró en el juicio que había regalado algunos objetos a su empleada con motivo del cumpleaños de esta o incluso por alguna fiesta especial. Pero tales obsequios no coincidían con una larga lista de bienes que habían desaparecido de su casa.
La dueña descartó también que la trabajadora, que prestó servicio en su casa durante tres años, tuviese algún tipo de animadversión hacia ella porque «se le invitaba a todo» y gozaba de total confianza.
Un truco
La buena fe empezó a quebrarse a partir del 7 de septiembre del 2007, cuando la patrona se dio cuenta de la desaparición de varios objetos valiosos. Pronto sospechó que habían sido robados por su asistenta con total impunidad porque los tenía guardados en escondrijos de muy difícil acceso.
. Así que le tendió una trampa. Le reveló que había visionado las grabaciones de seguridad que demuestran que ella robó en su domicilio y que iba a presentar una denuncia.
La asistenta picó el cebo, se derrumbó, confesó que había sido ella y se ofreció a devolver todos los efectos sustraídos a cambio de no presentar la denuncia en comisaría. Su abogada, en el juicio, demostró que tales grabaciones no existían y que todo había sido un truco de la dueña para hacer confesar a la supuesta autora del hurto.
La Fiscalía admite que nadie vio perpetrar los hurtos a la empleada y que ésta solo admite haber sustraído dos camisetas. Sin embargo, dice que hay indicios suficientes para condenar a la acusada por un delito de hurto pues la lista de los objetos que la patrona echó en falta supera los 400 euros. Recomienda aplicarle mayor pena por abuso de confianza.
La defensa dice que no hay recibos que acrediten el valor de lo sustraído y duda que las prendas usadas valiesen 75 euros «pues podían tener diez años».