Una tercera victoria consecutiva de los vigueses a domicilio, probablemente metería a los locales en descenso
06 dic 2008 . Actualizado a las 18:34 h.El fútbol vuelve al ruedo. Tras una semana en la que no se ha hablado nada de este partido en Vigo, y muy poco en Las Palmas, ambos equipos se encuentran con necesidades urgentes de victoria para aclarar su futuro inmediato.
El Celta debe ganar para recibir al Zaragoza el próximo sábado sintiéndose un aspirante al ascenso. Los insulares para evitar que una derrota les conduzca a los puestos de descenso a esa temida, y aún cercana en el recuerdo, Segunda B.
Los motivos que han llevado a que no se hablase de esta cita han sido muy distintos para cada equipo. En el cuadro vigués, la semana empezó con su primera asamblea de accionistas con la sociedad inmersa en un proceso concursal. Una delicada situación financiera que en Gran Canaria conocen al detalle.
Tras las explicaciones económicas, y en lo que parecía iban a ser unos días tensos a la espera de cómo se resuelve el convenio de acreedores, el celtismo ha dirigido sus oídos hacia otra parte. El Celta está en Segunda después de que Athletic de Bilbao y Levante pactasen, con dinero de por medio, un resultado. A falta de una investigación oficial, eso es lo que la afición viguesa entiende tras escuchar al capitán y presidente del Levante.
Los seguidores célticos se han quedado perplejos en un corto espacio de tiempo por un doble motivo. Primero al saber que Horacio Gómez condujo al despilfarro al club y lo llevó a una gravísima situación financiera, y ahora al comprobar que los amaños han podido sesgarle además a Mouriño sus opciones para tener más posibilidades de sanear en un período más corto la entidad.
En Las Palmas las causas de distracción fueron otras. Los insulares no han hablado casi del partido por la destitución de su entrenador. A priori, esto no debería ser un inconveniente, dado la habituales que son estos despidos en el mundo del fútbol. Lo extraño, es que esta vez los responsables directos han sido los jugadores del conjunto canario. Una rebelión a bordo más grande, que la que en su día protagonizaron los jugadores del Barcelona con aquel famoso motín del Hesperia.
Una derrota dejaría a los futbolistas como únicos culpables de la situación lo que supondrá un arma de doble filo para los intereses celestes de proseguir con su racha de partidos sin perder. Tras once jornadas de Liga sin caer, el Celta no ha logrado todavía engancharse a la zona alta de la tabla por su gran número de empates. La tercera victoria consecutiva a domicilio serviría para elevar la moral del equipo vigués, y afrontar la llegada a las Navidades en la posición deseada.