La cantautora chilena Javiera Mena compuso la canción Yo no te pido la luna . Y es mejor que no se la concedan. Porque, si se trata de una carta del tarot de Marsella, estás quemado. «Es lo peor que te puede salir», afirma Ángeles Torres (52 años). Lleva 26 años oficiando de vidente. Gasta cuatro barajas al año y deja las cartas prácticamente destrozadas de tanto usarlas. Una buena muestra de su fiel clientela. Ella les adivina el porvenir y muchos la tratan de divina. Solo así se explica que le regalen incluso huevos. No es que quiera hacerle la competencia a los santos, pero asegura que ha ayudado a mucha gente. Resulta convincente en sus respuestas. Conoce la psicología personal porque por su consultorio pasa más gente que pacientes por el diván de algún psiquiatra. Podría rivalizar con aquella mítica de la radio Elena Francis. Además no tiene una tarifa económica solo les pide la voluntad. -¿Siempre se dedicó a la videncia? -No. Trabajé un tiempo de comercial y, en los ratos libres, me dedicaba a echar las cartas. Tenía tanta gente, que opté por esta última opción. Estuve 22 años en Pi y Margall y ahora tengo el consultorio en la zona de Balaídos. -¿Se siente una elegida? -Tampoco se trata de un don innato. Se trata de tomarse en serio el trabajo, como el que es sacerdote o periodista. Aunque algo hay que tener, porque yo veo en las personas ciertas cosas y otros no lo ve. Mi abuela ya era vidente y curó a mucha. Yo me di cuenta de que por la imposición de manos también podía curar. -¿Usted tiene poderes? -Hablaría más bien de energía positiva y la clave está en saberla canalizar. -¿Por qué vienen a su consulta? -Algunos vienen desesperados, otros por problemas psicológicos. Y muchos por simple curiosidad, para que les eche las cartas, porque quieren saber su futuro. -¿Algún caso difícil? -Sí. Una vez vino un joven que había estado jugando con la ouija y me dejaba la mente en blanco. Le vi en sus ojos que tenía otra identidad y le recomendé que fuese a un sacerdote para que le practicase un exorcismo. -¿Le ha perjudicado la crisis económica? -Bastante. La clienta que venía tres veces al mes ahora solo viene una. Tendría que ser al revés, pero es que no hay dinero. Aunque yo no les exijo ninguna cantidad, solo la voluntad. Me tienen regalado patatas, huevos, pescado, flores... -¿Qué es lo que más le consultan? -Sobre el amor. Pero también hay alguna chica que me pregunta por un novio que acaba de conocer y, al echarle las cartas, me dice: «Mírame también si tiene mucho dinero». El mundo se ha vuelto muy materialista. -¿Gente de los negocios? -Muchísima. Me preguntan cómo les va a ir, si tienen que despedir a empleados. Están desesperados. -¿Y trabajadores de Citroën? -Muchos. Además están aquí cerquita. Son muy majos. Lo primero que me consultan es si les van a renovar el contrato; otros, si seguirán en la fábrica. Los he tranquilizado porque Citroën va a retomar el vuelo. Además es el alma de Vigo. Si nos falla, qué hacemos. Antes alguno decía que, si no vales para trabajar, para Citroën. Y ahora quien le diera a más de uno estar en esta empresa. -¿Solo echa las cartas? -También puedo curar el mal de ojo. Desde que han venido muchas sudamericanas aumentaron los problemas en algunas familias, debido a las desavenencias matrimoniales. -¿No será por el mal de ojo, sino porque son más jóvenes? -(Risas). Algunas practican la santería y eso es lo que yo corto. Porque a algún marido parece que se lo ha llevado el diablo. -¿Supersticiosa? -No. Me levanto con los dos pies (sonríe). Mi mejor amuleto es la Cruz de Caravaca. -¿Un vaticinio político? -Creo que Rajoy va a triunfar, pero le va a costar mucho. Será el próximo presidente. -¿Las elecciones gallegas? -En Vigo ganará el PP y hastapuede recuperar la Xunta.