Y algunas causas políticas. Cuando hace unos pocos meses tuve oportunidad de entrevistar a Patrick Gerassi, periodista jubilado de la BBC que ha elegido Vigo para vivir, supe que apenas había rozado ligeramente la superficie de una historia personal que se antojaba densa. Me habló de su padre, Alfred Gerassi, que fue una de las personas encargadas de montar redes de escape en Francia y Portugal durante la II Guerra Mundial, tarea que le valió la Medalla Real al Valor en la Causa por la Libertad. Y de Helen Gerassi, su madre, que trabajaba en la Embajada Británica en Lisboa...
Lo que no supe entonces fue su vinculación con otro hombre ligado, casi a partes iguales, a la misma guerra y al mundo del cine, Leslie Howard. El protagonista de Lo que el viento se llevó era primo de su madre. Precisamente aparece con ella, entre otros, en una de sus últimas fotos (quizá la última) antes de que el avión en el que viajaba desde Lisboa a Bristol fuese abatido por los alemanes frente a la costa de Cedeira.
Fruto de ese parentesco, Patrick fue uno de los contados invitados al homenaje que se le rindió al actor y sus 16 compañeros de viaje (cuatro de ellos miembros de la tripulación) en el aeropuerto lisboeta el pasado día 1. Se cumplía el 66 aniversario de aquel derribo aéreo.
Además de Patrick Gerassi, en dicho homenaje participaron el cónsul británico, Mark Crathome; José Rey-Ximena, autor de El vuelo del Ibis, libro en el que se afirma que Howard era un agente al servicio de la inteligencia británica; Jeremy e Iván Sharp, nietos de J. Sharp, uno de los cuatro protagonistas de la fotografía del hotel Aviz, del que se ha dicho que los alemanes confundieron con Churchill y por eso derribaron el avión; el responsable del aeropuerto de Bristol, Mike Littleton y, por supuesto, el anfitrión y director del aeropuerto da Portela, João Nunes.
Patrick Gerassi, que es una caja de sorpresas, asistirá también al homenaje que el próximo día 18 rendirán a su pariente en Cedeira, donde se inaugurará una escultura en forma de hélice.
Además del impagable documento gráfico de su álbum familiar, me hace llegar Patrick la copia de un documento que guarda como oro en paño, la Citation en la que se enumeran los merecimientos de su padre para hacerse acreedor de la Medalla Real al Valor en la Causa por la Libertad.
Mi inglés es malo tirando a muy malo, pero en el escrito en cuestión viene a decirse, entre otras cosas, que en 1941 montó las redes de escape entre París y Lisboa, que gracias a su ingenio y sangre fría fue liberado en unas pocas semanas después de haber sido arrestado en marzo del 42. Dice también que poseía unas dotes extraordinarias para preverlo todo, tanto que las autoridades portuguesas fueron incapaces de penetrar en la organización. El documento concluye que esas dotes, amén de su fidelidad y valentía, le hacen acreedor de la distinción.
Una cosa está clara, cuando vuelva a contemplar la reposición de alguna de las películas de Leslie Howard, inevitablemente, me imaginaré al actor paseando junto a Patrick por uno de los escenarios favoritos del periodista, el monte del Castro. María Moreira abre su «show room». La diseñadora volvió a a abrir ayer su casa-taller de Villaza a las amigas y clientas de toda la vida. En la coqueta finca que la rodea y si el tiempo acompaña (que acompañará) podrán (podremos) elegir modelo a más que buen precio de las penúltimas (las últimas están por llegar) colecciones salidas de la imaginación de María.
Si además Andrea Moreira, su hija, se anima (que se animará), el atractivo de la visita puede ser doble. Y es que tiene una mano especial para preparar un sabroso té con menta bien frío que, de paso que sacia la sed, ejerce de imaginaria amalgama de un encuentro siempre muy agradable. Las interesadas tienen hasta el 7 de junio para plantarse en Gondomar. Avisadas quedan.
Se celebrará mañana, en el restaurante Don Pepe. Tal vez aún puedan hacer una reserva (986 220 303), pero si ya no llegan a tiempo, sepan que pueden hacer su aportación porque hay mesa cero. Pues eso.