Artesanas de Moaña exportan ganchillo de vanguardia a Fráncfort y Londres

VIGO

10 jun 2009 . Actualizado a las 11:56 h.

Sara Álvarez (26 años) y Olalla Casás (25) llenaron la coctelera de su imaginación con frutos y flores, el colorido del barroco, una amplia gama de tonos, la ingenuidad del naíf y un romanticismo feroz. Al agitarla se encontraron con La Böcöque, un producto fresco e innovador que empezó a generar complementos de moda (collares, pendientes, pulseras, brazaletes...) con los que pusieron patas arriba la última edición de El Ego-Cibeles y de la parisina Maison & Objet.

El siguiente salto desde su pequeño taller de Moaña será mayor. Sara y Olalla trabajan contrarreloj en su primera colección de ropa (verano del 2010), y las principales ferias del continente quieren conocerla ya. Del 3 al 7 de julio estarán en la de Fráncfort (solo con complementos); del 17 al 19, en el Salón Internacional de la Moda de Madrid (SIMM), y del 2 al 4 de agosto, en el Pure London, tendencia obligada en el universo fashion .

Galicia estará allí bien representada, porque La Böcöque es sobre todo el intento de dar un aire joven y novedoso a técnicas tradicionales de costura, como el ganchillo gallego, que dio pie a una colección de rosas y a uno de los primeros éxitos de la firma. Otros ejemplos, visibles en su blog (http://labocoque.blogspot.com), son el macramé o el taaniko , un arte textil de los maoríes neozelandeses, con urdimbre y trama, pero que no necesita telar. «Es una técnica complicada que nos obliga a trabajar despacio, por lo que la hemos aplicado a piezas pequeñas, como cinturones», explica Sara.

Georgia O'Keefe o la nouvelle vague de Truffaut y Godard son influencias básicas para La Böcöque, pero más como ideal que en la concreción de los estilismos, «porque lo que buscamos es un sentimiento muy femenino para reflexionar sobre él», matiza Sara, que cursó Patronaje en Allariz con Olalla.

El estudio y la incorporación continua de materiales es otra seña de identidad de la firma. «No descartamos ninguno y hemos trabajado hasta con esmalte de uñas -explica Olalla-. Las tendencias nos influyen poco, seguimos una línea propia bastante clara y nuestra principal obsesión es la calidad, el acabado perfecto de las piezas».