En abril de 1990, el pleno del Ayuntamiento de A Coruña acordó nombrar a Abel Caballero hijo adoptivo de la ciudad por sus esfuerzos como ministro de Transportes para promover el desarrollo de Alvedro. La propuesta no fue sencilla de sacar adelante y al final solo contó con los votos del PSOE (16), mientras votaban en contra los siete populares y se abstenían los dos ediles del CDS.
El actual alcalde coruñés defendió la concesión de este galardón a una persona que también había sido diputado en Madrid en representación de la provincia de A Coruña. Calificó su trabajo de «prioritario» y afirmó que «aunque otros lo intentaron, durante su mandato introduce las partidas necesarias para ampliar Alvedro. Otros quisieron hacer, posiblemente, pero Abel Caballero también lo quiso, supo hacerlo y lo hizo, generando ilusión en la ciudad».