Bailan de alegría por dentro y los ojos le hacen chiribitas cuando escuchan la música y recogen el premio de las máquinas tragaperras. Antes tuvieron que meterle alguna moneda por el agujero, pero al caer en cascada sienten una sensación indescriptible, mientras otros los miran con envidia. Sin embargo, este tipo de juegos de azar también se resienten con la crisis. Tuvieron su época dorada en los años ochenta, pero en este momento recaudan un 30% menos, según confirma José Luis Rodríguez Lozano (49 años). Es delegado de zona en Vigo desde hace unos veinte años de la empresa Maquinaria Automática Comercial, en el número 36 de la calle Nicaragua. Además de venderlas, también las explotan en dos salas recreativas que tienen en la ciudad. -¿Qué máquinas venden? -Las recreativa en general. Desde un futbolín a un billar. Incluso máquinas expendedoras de tabaco o de otros productos, como refrescos. Pero también las conocidas como tragaperras. En general, todas las que pueden ser accionadas por monedas. -¿Los clientes? -Algunos son particulares y se pueden llevar un futbolín, un billar o una diana para su casa. Lo hacen porque tienen hijos y prefieren que jueguen en su hogar con los amigos. Es una forma de tenerlos controlados. Evidentemente, solo lo pueden hacer los que disponen de espacio. -¿Cuánto cuesta un futbolín? -El más barato vale 1.000 euros. -¿Por qué los jugadores son casi todos del Madrid y Barcelona? -Se debe a la apuesta comercial del fabricante. -¿Se lesionan mucho? -(Risas). Son más duros que las figuras de algunos equipos. Si los tratan con normalidad, pueden quedar para los nietos. El futbolín es un juego que no muere. -¿Y una mesa de billar? -Las hay a partir de 1.500 y 2.000 euros. -¿Se juega más a las máquinas tragaperras con la crisis? -Es una falsa creencia. Sin dinero, no se puede jugar. -¿Sabe la clave para sacarle el premio? -(Risas). Eso es imposible. Las máquinas cada vez son más sofisticadas y llevan un programa incontrolable. Tienen que dar el 70% en premios por ley. -¿Ni siquiera para los chinos? -Sospechan de ellos porque casi siempre se llevan el premio. Pero el único truco de los chinos con las máquinas tragaperras es su constancia. La vacían porque se sientan a jugar hasta sacarle el gordo y no reparan en meterle monedas el tiempo que haga falta.