La CUT (Central Unitaria de Traballadores) celebró ayer en el Don Hotel de Cangas su cuarto congreso, en el que Manolo Camaño, secretario xeral desde su fundación, hace diez años, dejó el cargo, tal como había adelantado hace cuatro, en el anterior congreso.
Fue una decisión de «hixiene democrática», dijo Camaño, «un sindicato que non se renova, está condenado ao fracaso». Ricardo Castro Berguer indicó que el objetivo del congreso es «poñer os bimbios» de un sindicato asambleario, que tiene como referente la lucha de clases y la «loita nacional». Nacida de una escisión de la CIG hace diez años, la CUT «está consolidada», con 5.520 afiliados y cinco agrupaciones comarcales (O Morrazo, Vigo, A Coruña, Barbanza y Compostela) y busca «medrar». El reto, ahora, es «transformar a afiliación e militancia e a militancia en cuadros», dijo Ricardo Castro.